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Adoración Nocturna Española

 

Adorado sea el Santísimo Sacramento   

 Ave María Purísima  

 

 

Vigilia de Navidad
del Manual de la Adoración Nocturna Española

Esquemas completos para tiempos litúrgicos:
Oficio del Tiempo de Navidad que corresponde al día 25 de diciembre.

I Vísperas

INVOCACIÓN INICIAL

De pie
Presidente:

Dios mío, ven en mi auxilio.

Todos:

Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén. (Aleluya).

HIMNO

Hoy grande gozo en el cielo
todos hacen,
porque en un barrio del suelo
nace Dios.
¡Qué gran gozo y alegría
tengo yo!

Mas no nace solamente
en Belén,
nace donde hay un caliente
corazón.
¡Qué gran gozo y alegría
tengo yo!

Nace en mí, nace en cualquiera,
si hay amor;
nace donde hay verdadera
comprensión.
¡Qué gran gozo y alegría
tiene Dios! Amén.

SALMODIA

Sentados
Antífona 1
Todos:

El Rey de la paz ha sido glorificado, y toda la tierra desea contemplar su rostro.

Salmo 112
Recitado a dos coros

ALABADO SEA EL NOMBRE DEL SEÑOR

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. (todos):

El Rey de la paz ha sido glorificado, y toda la tierra desea contemplar su rostro.

Breve pausa
Antífona 2
Ant. (Todos):

Envía su mensaje a la tierra, y su palabra corre veloz.

SALMO 147
ACCIÓN DE GRACIAS POR LA RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN
Recitado a dos coros

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.

Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;

hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Ísrael;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Todos:

Envía su mensaje a la tierra, y su palabra corre veloz.

Breve pausa
Antífona 3
Todos:

El que era la palabra substancial del Padre, engendrado antes del tiempo, hoy se ha despojado de su rango haciéndose carne por nosotros.

Cántico Flp 2, 6-11

CRISTO, SIERVO DE DIOS; EN SU MISTERIO PASCUAL
Recitado a dos coros

Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios;
al contrario, se despojó de su rango
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre";
de modo que al nombre de Jesús
toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo,
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

El que era la palabra substancial del Padre, engendrado antes del tiempo, hoy se ha despojado de su rango haciéndose carne por nosotros.

Breve pausa
LECTURA BREVE Ga 4,4-5
El lector proclama la lectura desde el lugar donde habitualmente se proclama la Palabra en la Misa.
Lector:

Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción.

Se hace una breve pausa para reflexionar.
RESPONSORIO BREVE
Salmista:

Hoy sabréis que viene el Señor.

Todos:

Hoy sabréis que viene el Señor.

Salmista:

Y mañana veréis su gloria.

Todos:

Sabréis que viene el Señor.

Salmista:

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Todos:

Hoy sabréis que viene el Señor.

CÁNTICO EVANGÉLICO
Antífona
Todos:

Cuando salga el sol, veréis al Rey de reyes, que viene del Padre, como el esposo sale de su cámara nupcial.

Magníficat Lc 1, 46-55
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR
Recitado a dos coros o conjuntamente por todos
De pie. Todos. + Se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí,
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Ísrael, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

Cuando salga el sol, veréis al Rey de reyes, que viene del Padre, como el esposo sale de su cámara nupcial.

Breve pausa
PRECES
Presidente:

Adoremos a Cristo, que se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado, y supliquémosle con fe ardiente, diciendo: Por tu nacimiento, socorre, Señor, a quienes has redimido.

Todos:

Por tu nacimiento, socorre, Señor, a quienes has redimido.

Esta respuesta puede repetirse después de cada una de las peticiones, o bien usar como respuesta la segunda parte de la petición.

Tú que al entrar en el mundo has inaugurado el tiempo nuevo anunciado por los profetas,
- haz que tu Iglesia se rejuvenezca siempre.

Tú que asumiste las debilidades de los hombres,
- dígnate ser luz para los ciegos, fuerza para los débiles, consuelo para los tristes.

Tú que naciste pobre y humilde,
- mira con amor a los pobres y dígnate consolarlos.

Tú que por tu nacimiento terreno anuncias a todos la alegría de una vida sin fin,
- alegra a los agonizantes con la esperanza de un nacimiento eterno.

Tú que descendiste al mundo para que los hombres pudieran ascender al cielo,
- admite en tu gloria a todos los difuntos.

Todos:

Padre nuestro.

Oración

Señor y Dios nuestro, que cada año nos alegras con la fiesta esperanzadora de nuestra redención, concédenos que así como ahora acogemos gozosos a tu Hijo como redentor, lo recibamos también confiados cuando venga como juez. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN
Cuando preside la celebración el Obispo, un presbítero o diácono
Presidente:

El Señor esté con vosotros.

Todos:

Y con tu espíritu.

Presidente:

La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre vosotros.

Todos:

Amén.

Si dirige la oración un laico
Presidente:

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

Todos:

Amén.

 

ORACIÓN DE PRESENTACIÓN DE ADORADORES

De rodillas

Señor nuestro Jesucristo:

Mientras la Iglesia conmemora con la alegría de siempre el recuerdo aniversario de tu nacimiento y manifestación al mundo, la Adoración Nocturna vela en tu presencia como José y María junto a tu cuna.

La negativa a hospedar a María y a José privó a los habitantes de Belén del honor de que hubiera nacido en su casa. No sabían que en el seno de María ibas tú, próximo a nacer.

Nosotros te invitamos a nacer en cada uno de nosotros, como quería san Pablo, y prometemos abrir nuestros corazones para hospedar a todos los hombres necesitados como si fueras tú mismo. Sabemos que en cada uno de ellos está tú y que das como hecho a ti lo que hiciéramos por ellos.

Esta noche te presentamos el recibimiento cálido y cordial de María y José, la adoración humilde y alborozada de los pastores y la ofrenda generosa de los Magos.

Unimos nuestra alabanza al cántico de los ángeles en la Nochebuena. Desde aquella fecha feliz que conmemoramos, los hombres podemos dar gloria a Dios en las alturas, porque por ti, contigo y en ti, que eres nuestra cabeza, llega a Dios Padre todopoderoso en unión del Espíritu Santo todo honor y toda gloria.

Te pedimos para nosotros, por nuestros familiares y amigos, nuestra patria, la Iglesia y el mundo entero, la paz que trajiste a los hombres que ama el Señor.

Escucha nuestras preces.

Con nosotros oran también la Virgen Santa María, Madre de la Iglesia y madre nuestra, su esposo san José, san Pascual Bailón, san N. (el titular de nuestro turno), todos los ángeles y los adoradores que nos han precedido y están contigo en el cielo. Por la intercesión y la fe de tu Iglesia, nos dirigimos a ti, Jesucristo Señor nuestro, que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

VIGILIA NOCTURNA

Invitatorio

De pie
Presidente:

Señor, ábreme los labios.

Todos:

Y mi boca proclamará tu alabanza.

Antífona
Salmista:

A Cristo, que por nosotros ha nacido, venid, adorémosle.

Todos:

A Cristo, que por nosotros ha nacido, venid, adorémosle.

Salmo 94

INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Salmista:

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos en su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Todos:

A Cristo, que por nosotros ha nacido, venid, adorémosle.

Salmista

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Todos:

A Cristo, que por nosotros ha nacido, venid, adorémosle.

Salmista

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Todos:

A Cristo, que por nosotros ha nacido, venid, adorémosle.

Salmista

Ojalá escuchéis hoy su voz:
"No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.

Todos:

A Cristo, que por nosotros ha nacido, venid, adorémosle.

Salmista

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso"".

Todos:

A Cristo, que por nosotros ha nacido, venid, adorémosle.

Salmista

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

A Cristo, que por nosotros ha nacido, venid, adorémosle.

TURNO DE VELA
HIMNO
De pie

Ver a Dios en la criatura,
ver a Dios hecho mortal
y ver en humano portal
la celestial hermosura.
¡Gran merced y gran ventura
a quien verlo mereció!
¡Quién lo viera y fuera yo!

Ver llorar a la alegría,
ver tan pobre a la riqueza,
ver tan baja a la grandeza
y ver que Dios lo quería.
¡Gran merced fue en aquel día
la que el hombre recibió!
!Quién lo viera y fuera yo!

Poner paz en tanta guerra,
calor donde hay tanto frío,
ser de todos lo que es mío,
plantar un cielo en la tierra.
¡Qué misión de escalofrío
la que Dios nos confió!
¡Quién lo hiciera y fuera yo! Amén.

SALMODIA

Sentados
Antífona 1
Todos:

El Señor me ha dicho: "Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy".

Salmo 2

EL MESÍAS REY VENCEDOR
Recitado a dos coros

¿Por qué se amotinan las naciones,
y los pueblos planean un fracaso?

Se alían los reyes de la tierra,
los príncipes conspiran
contra el Señor y contra su Mesías:
"Rompamos sus coyundas,
sacudamos su yugo".

El que habita en el cielo sonríe,
el Señor se burla de ellos.
luego les habla con ira,
los espanta con su cólera:
"Yo mismo he establecido a mi rey
en Sión, mi monte santo".

Voy a proclamar el decreto del Señor;
él me ha dicho:
"Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy.
Pídemelo: te daré en herencia las naciones,
en posesión, los confines de la tierra:
los gobernarás con cetro de hierro,
los quebrarás como jarro de loza".

Y ahora, reyes, sed sensatos;
escarmentad, los que regís la tierra;
servid al Señor con temor,
rendidle homenaje temblando;
no sea que se irrite, y vayáis a la ruina,
porque se inflama de pronto su ira.
¡Dichosos los que se refugian en él!

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

El Señor me ha dicho: "Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy".

Breve pausa.
Antífona 2
Todos:

El Señor sale como el esposo de su alcoba.

Salmo 18 A
Alabanza al Dios creador del universo

El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra.

Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje.

Allí le ha puesto su tienda al sol:
él sale como el esposo de su alcoba,
contento como un héroe, a recorrer su camino.

Asoma por un extremo del cielo,
y su órbita llega al otro extremo:
nada se libra de su calor.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

El Señor sale como el esposo de su alcoba.

Breve pausa
Antífona 3
Todos:

En tus labios se derrama la gracia, el Señor te bendice eternamente.

SALMO 44
LAS NUPCÍAS DEL REY

Me brota del corazón un poema bello,
recito mis versos a un rey;
mi lengua es ágil pluma de escribano.

Eres el más bello de los hombres,
en tus labios se derrama la gracia,
el Señor te bendice eternamente.

Cíñete al flanco la espada, valiente:
es tu gala y tu orgullo;
cabalga victorioso por la verdad y la justicia,
tu diestra te enseñe a realizar proezas.
Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden,
se acobardan los enemigos del rey.

Tu trono, oh Dios, permanece para siempre,
cetro de rectitud es tu cetro real;
has amado la justicia y odiado la impiedad:
por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido
con aceite de júbilo
entre todos tus compañeros.

A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,
desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas.
Hijas de reyes salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina,
enjoyada con oro de Ofir.

Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza:
póstrate ante él, que él es tu Señor.
La ciudad de Tiro viene con regalos,
los pueblos más ricos buscan tu favor.

Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,
la siguen sus compañeras:
las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.

"A cambio de tus padres, tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por toda la tierra".

Quiero hacer memorable tu nombre
por generaciones y generaciones,
y los pueblos te alabarán,
por los siglos de los siglos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

En tus labios se derrama la gracia, el Señor te bendice eternamente.

Breve pausa
LECTURAS
Salmista:

La palabra se hizo carne. Aleluya.

Todos:

Y acampó entre nosotros. Aleluya.

Lector

Del Libro del profeta Isaías 11 1-10

LA RAÍZ DE JESÉ

Brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de prudencia y sabiduría, espíritu de consejo y valentía, espíritu de ciencia y temor del Señor. Le inspirará el temor del Señor.

No juzgará por apariencias ni sentenciará sólo de oídas; juzgará a los pobres con justicia, con rectitud a los desamparados. Herirá al violento con la vara de su boca, y al malvado con el aliento de sus labios. La justicia será cinturón de sus lomos, y la lealtad, cinturón de sus caderas.

Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos: un muchacho pequeño los pastorea. La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león comerá paja con el buey. El niño jugará en la hura del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente.

No harán daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país de ciencia del Señor, como las aguas colman el mar.

Aquel día, la raíz de Jesé se erguirá como enseña de los pueblos: la buscarán los gentiles, y será gloriosa su morada.

Se hace una breve pausa para reflexionar
RESPONSORIO
Todos:

Hoy, por nosotros, se ha dignado nacer de la Virgen el Rey de los cielos, para restituir al hombre a los reinos celestiales. Se alegra el ejército de los ángeles, porque se ha mostrado la salvación del linaje humano.

Salmista:

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.

Todos:

Se alegra el ejército de los ángeles, porque se ha mostrado la salvación del linaje humano.

SEGUNDA LECTURA

Desde un lugar apropiado a poder ser, diferente del que se usa para proclamar las lecturas bíblicas

De los sermones de san León Magno, papa

(Sermón 1 en la Natividad del Señor, 1-3; PL 54, 190-193)
RECONOCE CRISTIANO TU DIGNIDAD
Lector:

Hoy, queridos hermanos, ha nacido nuestro Salvador; alegrémonos. No puede haber lugar para la tristeza, cuando acaba de nacer la vida; la misma que acaba con el temor de la mortalidad; y nos infunde la alegría de la eternidad prometida.

Nadie tiene por qué sentirse alejado de la participación de semejante gozo, a todos es común la razón para el júbilo: porque nuestro Señor, destructor del pecado y de la muerte, como no ha encontrado a nadie libre de culpa, ha venido para liberarnos a todos. Alégrese el santo, puesto que se acerca a la victoria; regocíjese el pecador, puesto que se le invita al perdón; anímese el gentil, ya que se le llama a la vida.

Pues el Hijo de Dios, al cumplirse la plenitud de los tiempos, establecidos por los inescrutables y supremos designios divinos, asumió la naturaleza del género humano para reconciliarla con su Creador, de modo que el demonio, autor de la muerte, se viera vencido por la misma naturaleza gracias a la cual había vencido.

Por eso, cuando nace el Señor, los ángeles cantan jubilosos: Gloria a Dios en el cielo, y anuncian: y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Pues están viendo cómo la Jerusalén celestial se construye con gentes de todo el mundo; ¿cómo, pues, no habrá de alegrarse la humildad de los hombres con tan sublime acción de la piedad divina, cuando tanto se entusiasma la sublimidad de los ángeles?

Demos, por tanto, queridos hermanos, gracias a Dios Padre por medio de su Hijo, en el Espíritu Santo, puesto que se apiadó de nosotros a causa de la inmensa misericordia con que nos amó; estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo, para que gracias a él fuésemos una nueva creatura, una nueva creación.

Despojémonos, por tanto, del hombre viejo con todas sus obras y, ya que hemos recibido la participación de la generación de Cristo, renunciemos a las obras de la carne.

Reconoce, cristiano, tu dignidad y, puesto que has sido hecho partícipe de la naturaleza divina, no pienses en volver con un comportamiento indigno a las antiguas vilezas. Piensa de qué cabeza y de qué cuerpo eres miembro. No olvides que fuiste liberado del poder de las tinieblas y trasladado a la luz y al reino de Dios.

Gracias al sacramento del bautismo te has convertido en templo del Espíritu Santo; no se te ocurra ahuyentar con tus malas acciones a tan noble huésped, ni volver a someterte a la servidumbre del demonio: porque tu precio es la sangre de Cristo.

Se hace una breve pausa para reflexionar
RESPONSORIO
Todos:

Hoy nos ha descendido del cielo la paz verdadera. Hoy, en todo el mundo, los cielos destilan miel.

Salmista:

Hoy brilla para nosotros el día de la redención nueva, largo tiempo preparada, el día de la felicidad eterna.

Todos:

Hoy, en todo el mundo, los cielos destilan miel.

A continuación, todos las ferias infraoctava de Navidad, los Domingos, Fiestas y Solemnidades se canta el Te Deum.
HIMNO FINAL. Te Deum
De pie

A ti, oh Dios, te alabamos,
a ti, Señor, te reconocemos.

A ti, eterno Padre,
te venera toda la creación.

Los ángeles todos, los cielos
y todas las potestades te honran.

Los querubines y serafines
te cantan sin cesar:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del universo.

Los cielos y la tierra
están llenos de la majestad de tu gloria.

A ti te ensalza
el glorioso coro de los apóstoles,
la multitud admirable de los profetas,
el blanco ejército de los mártires.

A ti la Iglesia santa,
extendida por toda la tierra,
te proclama:

Padre de inmensa majestad,
Hijo único y verdadero, digno de adoración,
Espíritu Santo, Paráclito.

Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.

Tú eres el Hijo único del Padre.

Tú, para liberar al hombre,
aceptaste la condición humana
sin desdeñar el seno de la Virgen.

Tú, rotas las cadenas de la muerte,
abriste a los creyentes el reino del cielo.

Tú te sientas a la derecha de Dios
en la gloria del Padre.

Creemos que un día
has de venir como juez.

Te rogamos, pues,
que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste con tu preciosa sangre.

Haz que en la gloria eterna
nos asociemos a tus santos.

Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice tu heredad.

Sé su pastor
y ensálzalo eternamente.

Día tras día te bendecimos
y alabamos tu nombre para siempre,
por eternidad de eternidades.

Dígnate, Señor, en este día
guardarnos del pecado.

Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.

Que tu misericordia, Señor,
venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

En ti, Señor, confié,
no me veré defraudado para siempre.

Oración
Presidente:

Oh Dios, que de modo admirable has creado al hombre a tu imagen y semejanza, y de modo más admirable todavía restableciste su dignidad por Jesucristo, concédenos compartir la vida divina de aquel que hoy se ha dignado compartir con el hombre la condición humana. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

 

PRECES EXPIATORIAS

(Página 449 del Manual)
Presidente:

Señor Jesús:

Tú compartiste nuestra vida humana, alegrías y penas, y, sin acusarnos, por amor, cargaste con la responsabilidad de nuestras culpas para redimirnos. Ayúdanos a seguir tu ejemplo desde nuestra situación de pecadores redimidos.

Ante ti, Señor, nos sentimos sinceramente responsables de un mundo al que pertenecemos, que estamos contribuyendo a forjar, y con el que estamos comprometidos especialmente por tu amor. Avergonzados de nuestras obras, fruto del olvido o rechazo culpable de tus enseñanzas, te pedimos perdón y ayuda.

Lector:

Por las propagandas de ateísmo, las blasfemias contra el nombre de Dios, el desprecio de sus obras.

Todos:

Perdón, Señor, perdón.

Lector:

Por los ataques y persecuciones a la Iglesia y a sus miembros, por la críticas destructivas, intencionadas o inconscientes y superficiales.

Todos:

Perdón, Señor, perdón.

Lector:

Por todas las opresiones, injusticias, violencias que atentan contra la libertad y los derechos del hombre en el plano político, social, laboral, familiar.

Todos:

Perdón, Señor, perdón.

Lector:

Por todas las inmoralidades y corrupciones que condicionan y empujan al individuo a una degradación moral o física, disuelven los vínculos familiares y desenfocan los verdaderos valores de la vida.

Todos:

Perdón, Señor, perdón.

Lector:

Por todos los escándalos, y por todos los respetos humanos.

Todos:

Perdón, Señor, perdón.

Presidente

Al celebrar los misterios de tu Encarnación y Nacimiento, somos conscientes del abismo que separa al hombre de Dios y que Tú salvaste para siempre por un impensable acto de amor haciéndote hombre entre los hombres.

Por eso desbordamos de alegría y quisiéramos, a ejemplo tuyo, nivelar todos los abismos que separan y dividen a los hombres y que impiden la paz en la tierra.

- Porque existen aún en el mundo enormes desniveles económicos… porque despreciamos al hombre, nuestro hermano, a causa de su raza, sexo, profesión, cultura o lengua… Por todas nuestras faltas de orgullo y superioridad frente a otros,

Todos:

Perdón, Señor, perdón.

Se termina siempre con la siguiente Oración:
Presidente:

Oremos: Señor, Dios nuestro, que concedes a los justos el premio de tus méritos y a los pecadores que hacen penitencia les perdonas sus pecados, ten piedad de nosotros y danos, por la humilde confesión de nuestras culpas, tu paz y tu perdón. Por Jesucristo nuestro Señor.

Todos:

Amén.

 

LAUDES

INVOCACIÓN INICIAL
De pie
Presidente:

Dios mío, ven en mi auxilio.

Todos:

Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. (Aleluya).

HIMNO

Hermanos, Dios ha nacido
sobre un pesebre. Aleluya.
Hermanos, cantad conmigo:
"Gloria a Dios en las alturas".

Desde su cielo ha traído
mil alas hasta su cuna.
Hermanos, cantad conmigo:
"Gloria a Dios en las alturas".

Hoy mueren todos los odios
y renacen las ternuras.
Hermanos, cantad conmigo:
"Gloria a Dios en las alturas".

El corazón más perdido
ya sabe que alguien lo busca.
Hermanos, cantad conmigo:
"Gloria a Dios en las alturas".

El cielo ya no está solo,
la tierra ya no está a oscuras.
Hermanos, cantad conmigo:
"Gloria a Dios en las alturas".

SALMODIA
Sentados
Antífona 1
Todos:

"¿A quién habéis visto, pastores? Hablad, contádnoslo. ¿Quién se ha aparecido en la tierra?". "Hemos visto al recién nacido y a los coros de ángeles alabando al Señor". Aleluya.

Salmo 62, 2-9

EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
Recitado a dos coros

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansía de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

"¿A quién habéis visto, pastores? Hablad, contádnoslo. ¿Quién se ha aparecido en la tierra?". "Hemos visto al recién nacido y a los coros de ángeles alabando al Señor". Aleluya.

Breve pausa
Antífona 2
Todos:

El ángel dijo a los pastores: "Os anuncio una gran alegría: hoy nos ha nacido el Salvador del mundo". Aleluya.

Cántico Dn 3, 57-88.56

TODA CRIATURA ALABE AL SEÑOR

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor.
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por lo siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor;
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

Todos:

El ángel dijo a los pastores: "Os anuncio una gran alegría: hoy nos ha nacido el Salvador del mundo". Aleluya.

Breve pausa
Antífona 3
Todos:

Hoy nos ha nacido un niño que se llamará Dios fuerte. Aleluya.

Salmo 149
LA ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Recitado a dos coros

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y caten jubilosos en filas;
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos;

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los pueblos con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos los fieles.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Todos:

Hoy nos ha nacido un niño que se llamará Dios fuerte. Aleluya.

Breve pausa
LECTURA BREVE Hb. 1, 1-2
El lector proclama la lectura desde el lugar donde habitualmente se proclama la Palabra en la Misa
Lector

En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas. Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha ido realizando las edades del mundo.

Se hace una breve pausa para reflexionar
RESPONSORIO BREVE
Salmista:

El Señor ha revelado, aleluya, aleluya.

Todos:

El Señor ha revelado, aleluya, aleluya.

Salmista:

Su salvación.

Todos:

Aleluya, aleluya

Salmista:

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Todos:

El Señor ha revelado, aleluya, aleluya.

CÁNTICO EVANGÉLICO
Antífona
Todos:

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Aleluya.

BENEDICTUS Lc I, 68-79

EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
De pie
Recitado a dos coros o conjuntamente por todos.
Durante el Benedictus, si preside un presbítero o diácono, este inciensa el Sacramento, el altar y la asamblea.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Aleluya.

Breve pausa
PRECES
Presidente:

Glorifiquemos a Cristo, Palabra eterna del Padre, engendrado antes de los siglos y nacido por nosotros en el tiempo, y aclamémosle, diciendo: Que se goce la tierra, Señor, ante tu venida.

Todos:

Que se goce la tierra, Señor, ante tu venida.

Esta respuesta puede repetirse después de cada una de las peticiones, o bien usar como respuesta la segunda parte de la petición.

Cristo, Palabra eterna, que al venir al mundo anunciaste la alegría a la tierra.
- alegra nuestros corazones con la gracia de tu visita.

Salvador del mundo, que con tu nacimiento nos has revelado la fidelidad de Dios,
- haz que nosotros seamos también fieles a las promesas de nuestro bautismo.

Rey del cielo y de la tierra, que por tus ángeles anunciaste la paz a los hombres,
- conserva nuestras vidas en tu paz.

Señor, tú que viniste para ser la vid verdadera que nos diera el fruto de la vida,
- haz que permanezcamos siempre en ti y demos fruto abundante.

Todos:

Padre nuestro.

El Presidente dice a continuación la Oración propia del día o, si no es posible, la siguiente:
Oración

Concede, Señor todopoderoso, a los que vivimos inmersos en la luz de tu Palabra hecha carne, que resplandezca en nuestras obras la fe que haces brillar en nuestro espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN
Si ha presidido la celebración el Obispo, un presbítero o diácono, da la bendición y reserva en la forma acostumbrada. Si dirige un laico, hombre o mujer, terminada la oración dice:

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén.

Hecha genuflexión simple, retira e viril y lo encierra en el sagrario. Entre tanto se canta alguna aclamación eucarística como

Adoremus in aeternum
Sanctissimum Sacramentum.

 
Se termina con un canto o antífona

 

La Vigilia de la Adoración Nocturna es esencialmente una Vigilia de oración y adoración centrada en la Eucaristía, en nombre de toda la Iglesia. Nunca podrán faltar en nuestras vigilias: la oración personal y la oración litúrgica comunitaria que nos vincula a la Iglesia. 

La Liturgia de las Horas es la oración que la Iglesia, en unión con Jesucristo, su Cabeza, y por medio de Él, ofrece a Dios. Se llama de las horas porque se efectúa en los principales momentos de cada día, que así es santificado junto con la actividad de los hombres (Laudes al comenzar el día; Vísperas al caer la tarde, Completas al acostarse...).

El Oficio de Lectura, desde los primeros siglos de la Iglesia, era la oración nocturna de los monjes mientras los hombres descansan; la alabanza y la oración del Señor no debe interrumpirse ni durante la noche.