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Adoración Nocturna Española

 

Adorado sea el Santísimo Sacramento   

 Ave María Purísima  

 

Vigilia de Pascua
del Manual de la Adoración Nocturna Española

Ofrecemos seguidamente un Oficio del Tiempo de Pascua que corresponde al Jueves de la Octava.

I Vísperas

INVOCACIÓN INICIAL

De pie
Presidente:

Dios mío, ven en mi auxilio.

Todos:

Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén. (Aleluya).

HIMNO

Quédate con nosotros,
la tarde está cayendo.

¿Cómo te encontraremos
al declinar el día,
si tu camino no es nuestro camino?
Detente con nosotros;
la mesa está servida,
caliente el pan y envejecido el vino.

¿Cómo sabremos que eres
un hombre entre los hombres,
si no compartes nuestra mesa humilde?
Repártenos tu cuerpo,
y el gozo irá alejando
la oscuridad que pesa sobre el hombre.

Vimos romper el día
sobre tu hermoso rostro,
y al sol abrirse paso por tu frente.
Que el viento de la noche
no apague el fuego vivo
que nos dejo tu paso en la mañana.

Arroja en nuestras manos,
tendidas en tu busca,
las ascuas encendidas del Espíritu;
y limpia, en lo más hondo
del corazón del hombre,
tu imagen empañada por la culpa.

SALMODIA
Sentados
Antífona 1
Todos:

María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.

Salmo 109, 1-5,7
El MESÍAS, REY Y SACERDOTE

Oráculo del Señor a mi Señor:
"Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies".
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.

"Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora".

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
"Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec".

El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. (todos):

María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.

Antífono 2
Todos:

Venid a ver el sitio donde yacía el Señor. Aleluya.

Salmo 113 A
ISRAEL LIBERADO DE EGIPTO: LAS MARAVILLAS DEL ÉXODO

Cuando Israel salió de Egipto,
los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue su santuario,
Israel fue su dominio.

El mar, al verlos, huyó,
el Jordán se echó atrás:
los montes saltaron como carneros;
las colinas, como corderos.

¿Qué te pasa, mar, que huyes,
y a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas, que saltáis como corderos?

En presencia del Señor se estremece la tierra,
en presencia del Dios de Jacob;
que transforma las peñas en estanques,
el pedernal en manantiales de agua.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.(todos):

Venid a ver el sitio donde yacía el Señor. Aleluya.

Antífona 3
Todos:

Jesús dijo: "No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me veréis". Aleluya.

Cántico CF. Ap 19, 1-7
La respuesta (Aleluya) entre paréntesis se dice únicamente cuando se canta; si solamente se recita, es suficiente decir Aleluya al principio y al final de cada estrofa.
Salmista:

Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios.

(Todos: Aleluya)

Porque sus juicios son verdaderos y justos.

(Todos:

Aleluya (Aleluya)

Salmista:

Aleluya.
Alabad al Señor, sus siervos todos,

T(odos:Aleluya)

Los que le teméis, pequeños y grandes.

Todos:

Aleluya (Aleluya)

Salmista:

Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo,

(Todos: Aleluya)

Alegrémonos y gocémonos y démosle gracias.

Todos:

Aleluya (Aleluya)

Salmista:

Aleluya.
Llegó la boda del Cordero,

(Todos: Aleluya)

su esposa se ha embellecido.

Todos:

Aleluya, (aleluya),

Salmista:

Aleluya.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

(Todos: Aleluya)

Como era en el principio, ahora y siempre,
Por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

Aleluya, (aleluya).

Ant.(todas):

Jesús dijo: "No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me veréis". Aleluya.

LECTURA BREVE IP 3, 18-22
El lector proclama la lectura desde el lugar donde habitualmente se proclama la Palabra en la Misa.
Lector:

Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conducirnos a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida. Llegó al cielo, se le sometieron ángeles, autoridades y poderes, y está a la derecha de Dios.

Se hace una breve pausa para reflexionar
En lugar del responsorio breve se dice:
Ant.(todos):

Este es el día en que actúo el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

CÁNTICO EVANGÉLICO
Antífona
Todos:

Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Aleluya.

Magníficat Lc 1, 46-55
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR
De pie
Recitado a dos coros o conjuntamente por todos

Proclama mi alma la grandeza del Señor.
se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí;
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como los había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.(todos):

Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Aleluya.

Breve pausa
PRECES
Presidente:

Glorifiquemos a Cristo, que resucitó de entre los muertos el primero de todos, y supliquémosle diciendo: Tú que has resucitado de entre los muertos, escucha, Señor, nuestra oración.

Todos:

Tú que has resucitado de entre los muertos, escucha, Señor, nuestra oración.

Esta respuesta puede repetirse después de cada una de las peticiones, o bien usar como respuesta la segunda parte de la petición.

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia santa, edificada sobre el cimiento de los apóstoles y extendida hasta los confines del mundo:
- que tus bendiciones abundantes se derramen sobre cuantos creen en ti.

Tú, Señor, que eres el médico de nuestros cuerpos y de nuestras almas,
- visítanos con tu amor y sálvanos.

Tú que experimentaste los dolores de la cruz y ahora estás lleno de gloria,
- levanta y consuela a los enfermos y líbralos de sus sufrimientos.

Tú que anunciaste la resurrección a los que yacían en las tinieblas del abismo,
- libra a los prisioneros y oprimidos, y da pan a los hambrientos.

Tú, Señor, que en la cruz destruiste nuestra muerte y mereciste para todos el don de la inmortalidad,
- concede a nuestros hermanos difuntos la vida nueva de tu reino.

Todos:

Padre nuestro.

Oración

Oh Dios, que has reunido pueblos diversos en la confesión de tu nombre, concede a los que han renacido en la fuente bautismal una misma fe en su espíritu y una misma caridad en su vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN
Cuando preside la celebración el Obispo, un presbítero o diácono:
Presidente:

El Señor esté con vosotros.

Todos:

Y con tu espíritu.

Presidente:

La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.

Todos:

Amén.

Si la dirige un laico:
Presidente:

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

Todos:

Amén.

 

ORACIÓN DE PRESENTACIÓN DE ADORADORES

De rodillas

Señor nuestro Jesucristo:

Creemos que en el Sacramento del altar estás presente con tu humanidad, que un día resucitó de entre los muertos como prenda y garantía de nuestra futura resurrección.

Camino de Emaús, has salido al encuentro de nuestra miseria y desesperación. Tus palabras de vida eterna han traído a nuestro corazón el calor y la esperanza mientras caminábamos en las tinieblas y en las sombras de la muerte. Te has adelantado a nuestra invitación y te has quedado con nosotros. Y nosotros te hemos reconocido en la fracción del pan.

Por esto, esta noche, queremos estar contigo, para agradecerte el banquete que nos das.

Tú dijiste: "El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día" (Jn 6,55). Siembra, Señor, en nosotros esta semilla de inmortalidad que es tu cuerpo y tu sangre, resucitados de entre los muertos.

Y riégala siempre con el rocío de tu Santo Espíritu, para que se cumpla en nosotros la afirmación de tu Apóstol: "Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros" (Rm 8, 11).

Escucha, Señor, las peticiones que sugiere a tu Iglesia el Espíritu:

Con nosotros oran también la Virgen santa María, Madre de la Iglesia y madre nuestra, su esposo san José, san Pascual Bailón, san N. (el titular del turno), todos los ángeles y los adoradores que nos han precedido y están contigo en el cielo. Por su intercesión y la fe de tu Iglesia, nos dirigimos a ti, Jesucristo Señor nuestro, que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

VIGILIA NOCTURNA

Invitatorio

De pie
Presidente:

Señor, ábreme los labios.

Todos:

Y mi boca proclamará tu alabanza.

Antífona
Salmista:

Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

Todos:

Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Salmista:

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Todos:

Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

Salmista:

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Todos:

Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

Salmista:

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Todos:

Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

Salmista:

Ojalá escuchéis hoy su voz:
"No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras".

Todos:

Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

Salmista:

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso".

Todos:

Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

Salmista:

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

TURNO DE VELA
HIMNO
De pie

¡Cristo ha resucitado!
¡Resucitemos con él!
¡Aleluya, aleluya!

Muerte y Vida lucharon,
y la muerte fue vencida.
¡Aleluya, aleluya!

Es el grano que muere
para el triunfo de la espiga.
¡Aleluya, aleluya!

Cristo es nuestra esperanza,
nuestra paz y nuestra vida.
¡Aleluya, aleluya!

Vivamos vida nueva,
el bautismo es nuestra Pascua.
¡Aleluya, aleluya!

¡Cristo ha resucitado!
¡Resucitemos con él!
¡Aleluya, aleluya! Amén.

SALMODIA
Sentados
Antífona 1
Todos:

Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. Aleluya.

Salmo 117

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.

Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.

Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.

En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.

El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.

Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los jefes.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.(todos):

Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia.

Antífona 2
Todos:

El Señor es mi salvación. Aleluya.

II

Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.

Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.

Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos;
"La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa".

No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor
pero no me entregó a la muerte.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

El Señor es mi salvación. Aleluya.

Antífona 3
Todos:

Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. Aleluya.

III

Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.

Ésta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.

Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.

La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.

Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.

Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios, él nos ilumina.

Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.

Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. Aleluya.

LECTURAS
Salmista:

En tu resurrección, oh Cristo. Aleluya.

Todos:

Se alegren los cielos y la tierra. Aleluya.

PRIMERA LECTURA
El lector proclamará la lectura desde el ambón.
Lector

De la primera carta del apóstol san Pedro 3, 1-17

LA IMITACIÓN DE CRISTO

Las mujeres sean sumisas a los propios maridos para que, si incluso algunos no creen en la palabra, sean ganados no por palabras, sino por la conducta de sus mujeres, al considerar vuestra conducta casta y respetuosa. Que vuestro adorno no esté en el exterior: en peinados, joyas y modas, sino en lo oculto del corazón, en la incorruptibilidad de un alma dulce y serena: esto es precioso ante Dios. Así se adornaban en otro tiempo las santas mujeres que esperaban en Dios, siendo sumisas a sus maridos; así obedeció Sara llamándole «señor». De ella os hacéis hijas cuando obráis bien, sin tener ningún temor.

De igual manera, vosotros, maridos, en la vida común sed comprensivos con la mujer, que es un ser más frágil, respetándolas, ya que son también coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no encuentren obstáculo.

Procurad todos tener un mismo pensar y un mismo sentir: con afecto fraternal, con ternura, con humildad. No devolváis mal por mal o insulto por insulto; al contrario, responded con una bendición, porque para esto habéis sido llamados: para heredar una bendición. Porque si uno ama la vida y quiere ver días felices, refrene su lengua del mal y sus labios de la falsedad; apártese del mal y obre el bien, busque la paz y corra tras ella, pues los ojos del Señor se fijan en los justos y sus oídos atienden a sus ruegos; pero el Señor hace frente a los que practican el mal.

Y, además, ¿quién podrá haceros daño si os dais con empeño a lo bueno? Dichosos vosotros, si tenéis que sufrir por causa de la justicia; no les tengáis miedo ni os amedrentéis. Glorificad en vuestros corazones a Cristo Señor y estad siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere; pero con mansedumbre y respeto y en buena conciencia, para que en aquello mismo en que sois calumniados queden confundidos los que denigran vuestra buena conducta en Cristo; que mejor es padecer haciendo el bien, si tal es la voluntad de Dios, que padecer haciendo el mal.

Se hace una breve pasa para reflexionar
RESPONSORIO
Todos:

Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo: porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Aleluya.

Salmista:

Dichosos vosotros, si tenéis que sufrir por causa de la justicia.

Todos:

Alegraos ese día y saltad de gozo: porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Aleluya.

SEGUNDA LECTURA
El lector proclamará la lectura desde un lugar apropiado, a poder ser, diferente del que se usa para proclamar las lecturas bíblicas.
Lector:

De las catequesis de Jerusalén

(Catequesis 20 Mistagógica 2), 4-6; PG 33, 1079-1082)
EL BAUTISMO FIGURA DE LA PASIÓN DE CRISTO

Fuisteis conducidos a la santa piscina del divino bautismo, como Cristo desde la cruz fue llevado al sepulcro.

Y se os preguntó a cada uno si creíais en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Después de haber confesado esta fe salvadora, se os sumergió por tres veces en el agua y otras tantas fuisteis sacados de la misma: con ello significasteis, en imagen y símbolo, los tres días de la sepultura de Cristo.

Pues, así como nuestro Salvador pasó en el seno de la tierra tres días y tres noches, de la misma manera vosotros habéis imitado con vuestra primera emersión el primer día que Cristo estuvo en la tierra, y, con vuestra inmersión, la primera noche. Porque, así como de noche no vemos nada y, en cambio, de día lo percibimos todo, del mismo modo en vuestra inmersión, como si fuera de noche, no pudisteis ver nada; en cambio, al emerger os pareció encontraros en pleno día; y en un mismo momento os encontrasteis muertos y nacidos, y aquella agua salvadora os sirvió a la vez de sepulcro y de madre.

Por eso os cuadra admirablemente lo que dijo Salomón, a propósito de otras cosas: Tiempo de nacer, tiempo de morir; pero a vosotros os pasó esto en orden inverso: tuvisteis un tiempo de morir y un tiempo de nacer, aunque en realidad un mismo instante os dio ambas cosas, y vuestro nacimiento se realizó junto con vuestra muerte.

¡Oh maravilla nueva e inaudita! No hemos muerto ni hemos sido sepultados, ni hemos resucitado después de crucificados en el sentido material de estas expresiones, pero, al imitar estas realidades en imagen hemos obtenido así la salvación verdadera.

Cristo sí que fue realmente crucificado y su cuerpo fue realmente sepultado y realmente resucitado; a nosotros, en cambio, nos ha sido dado, por gracia, que, imitando lo que él padeció con la realidad de estas acciones, alcancemos de verdad la salvación. ¡Oh exuberante amor para con los hombres! Cristo fue el que recibió los clavos en sus inmaculadas manos y pies, sufriendo grandes dolores, y a mí, sin experimentar ningún dolor ni ninguna angustia, se me dio la salvación por la comunión de sus dolores.

No piense nadie, pues, que el bautismo fue dado solamente por el perdón de los pecados y para alcanzar la gracia de la adopción, como era el caso del bautismo de Juan, que confería sólo el perdón de los pecados; nuestro bautismo, como bien sabemos, además de limpiarnos del pecado y darnos el don del Espíritu es también tipo y expresión de la pasión de Cristo. Por eso Pablo decía: ¿Es que no sabéis que los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo Jesús fuimos incorporados a su muerte? Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte.

Se hace una breve reflexión para reflexionar
RESPONSORIO
Todos:

Estos son los corderos recién nacidos, que proclaman el mensaje, aleluya; acaban de renacer de la fuente bautismal. Han sido inundados de resplandor. Aleluya.

Salmista:

Están delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos.

Todos:

Han sido inundados de resplandor. Aleluya.

En las ferias infraoctava de Pascua y en los Domingos, Fiestas y Solemnidades se canta el Te Deum.
Oración
Presidente:

¡Oh Dios, que has reunido pueblos diversos en la confesión de tu nombre, concede a los que han renacido en la fuente bautismal una misma fe en su espíritu y una misma caridad en su vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

 

PRECES EXPIATORIAS

(Página 449 del Manual)
Presidente:

Señor Jesús:

Tú compartiste nuestra vida humana, alegrías y penas, y, sin acusarnos, por amor, cargaste con la responsabilidad de nuestras culpas para redimirnos. Ayúdanos a seguir tu ejemplo desde nuestra situación de pecadores redimidos.

Ante ti, Señor, nos sentimos sinceramente responsables de un mundo al que pertenecemos, que estamos contribuyendo a forjar, y con el que estamos comprometidos especialmente por tu amor. Avergonzados de nuestras obras, fruto del olvido o rechazo culpable de tus enseñanzas, te pedimos perdón y ayuda.

Lector:

Por las propagandas de ateísmo, las blasfemias contra el nombre de Dios, el desprecio de sus obras.

Todos:

Perdón, Señor, perdón.

Lector:

Por los ataques y persecuciones a la Iglesia y a sus miembros, por la críticas destructivas, intencionadas o inconscientes y superficiales.

Todos:

Perdón, Señor, perdón.

Lector:

Por todas las opresiones, injusticias, violencias que atentan contra la libertad y los derechos del hombre en el plano político, social, laboral, familiar.

Todos:

Perdón, Señor, perdón.

Lector:

Por todas las inmoralidades y corrupciones que condicionan y empujan al individuo a una degradación moral o física, disuelven los vínculos familiares y desenfocan los verdaderos valores de la vida.

Todos:

Perdón, Señor, perdón.

Lector:

Por todos los escándalos, y por todos los respetos humanos.

Todos:

Perdón, Señor, perdón.

Presidente

Celebramos con la Pascua el día de nuestra alegría, el día de la confirmación de nuestra fe, el día de la seguridad de nuestra esperanza.

Queremos, Señor, resucitar contigo; encontrarnos nuevos en nuestra alegría renovada y saber comunicarla a los demás con toda la profundidad, toda la amplitud y toda la fuerza de la fe vivida.

- Hoy te rogamos especialmente por los tristes, los aburridos, los desengañados… por aquellos que viven sin esperanza… y por nosotros, que no siempre sabemos dar testimonio de serenidad, seguridad y alegría; que no siempre sabemos dar testimonio de nuestra esperanza.

Todos:

Perdón, Señor, perdón.

Se termina siempre con la siguiente Oración:
Presidente:

Oremos: Señor, Dios nuestro, que concedes a los justos el premio de tus méritos y a los pecadores que hacen penitencia les perdonas sus pecados, ten piedad de nosotros y danos, por la humilde confesión de nuestras culpas, tu paz y tu perdón. Por Jesucristo nuestro Señor.

Todos:

Amén.

 

LAUDES

INVOCACIÓN INICIAL
De pie
Presidente:

Dios mío, ven en mi auxilio.

Todos:

Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos.

HIMNO

Cristo,
alegría del mundo,
resplandor de la gloria del Padre.
¡Bendita la mañana
que anuncia tu esplendor al universo!

En el día primero,
tu resurrección alegraba
el corazón del Padre.
En el día primero,
vio que todas las cosas eran buenas
porque participaban de tu gloria.

La mañana celebra
tu resurrección y se alegra
con claridad de Pascua.
Se levanta la tierra
como un joven discípulo en tu busca,
sabiendo que el sepulcro está vacío.

En la clara mañana,
tu sagrada luz se difunde
como una gracia nueva.
Que nosotros vivamos
como hijos de la luz y no pequemos
contra la claridad de tu presencia.

SALMODIA
Sentados
Antífona 1
Todos:

Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.

SALMO 62, 2-9
EL ALMA SEDIENTA DE DIOS

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansía de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando, medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. (todos):

Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.

Antífona 2
Todos:

Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

Cántico Dn 3, 57-88,56
TODA CRIATURA ALABE AL SEÑOR

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor.
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por lo siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor;
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

Ant.(todos):

Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

Breve pausa
Antífona 3
Todos:

Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como lo había anunciado. Aleluya.

SALMO 149
ALEGRÍA DE LOS SANTOS

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. (todos):

Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como lo había anunciado. Aleluya.

LECTURA BREVE Rm 8, 10-11
El lector proclamara le lectura desde el ambón.
Lector:

Si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justificación obtenida. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros.

Se hace una breve pausa para reflexionar
En lugar del responsorio breve se dice:
Ant.(todos):

Este es el día en que actúo el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

CÁNTICO EVANGÉLICO
Antífona
Todos:

Jesús se puso en medio de sus discípulos y les dijo: "Paz a vosotros". Aleluya.

Benedictus Lc I, 68-79
EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
De pie
Recitado a dos coros o conjuntamente por todos.
Durante el Benedictus, si preside un presbítero o diácono, este inciensa el Sacramento, el altar y la asamblea.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

Jesús se puso en medio de sus discípulos y les dijo: «Paz a vosotros». Aleluya.

Breve pausa
PRECES
Presidente:

Glorifiquemos a Cristo resucitado y siempre presente en su Iglesia y supliquémosle, diciendo: Quédate con nosotros, Señor.

Todos:

Quédate con nosotros, Señor.

Esta respuesta puede repetirse después de cada una de las peticiones, o bien usar como respuesta la segunda parte de la petición.

Señor Jesús, vencedor del pecado y de la muerte,
- permanece en medio de nosotros, tú que vives por los siglos de los siglos.

Señor, ven a nosotros con tu poder salvador
- y muéstranos la bondad de Dios Padre.

Señor, ayuda al mundo abrumado por las discordias
- ya que sólo tú tienes el poder de salvar y reconciliar.

Confírmanos en la fe de la victoria final,
- y arraiga en nosotros la esperanza de tu manifestación gloriosa.

Todos:

Padre nuestro.

Oración

Oh Dios, que has reunido pueblos diversos en la confesión de tu nombre, concede a los que han renacido en la fuente bautismal una misma fe en su espíritu y una misma caridad en su vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN
Si ha presidido la celebración el Obispo, un presbítero o diácono, da la bendición y reserva en la forma acostumbrada. Si dirige un laico, hombre o mujer, terminada la oración dice:

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén.

Hecha genuflexión simple, retira e viril y lo encierra en el sagrario. Entre tanto se canta alguna aclamación eucarística como

Adoremus in aeternum
Sanctissimum Sacramentum.

Se termina con un canto o antífona

 

La Vigilia de la Adoración Nocturna es esencialmente una Vigilia de oración y adoración centrada en la Eucaristía, en nombre de toda la Iglesia. Nunca podrán faltar en nuestras vigilias: la oración personal y la oración litúrgica comunitaria que nos vincula a la Iglesia. 

La Liturgia de las Horas es la oración que la Iglesia, en unión con Jesucristo, su Cabeza, y por medio de Él, ofrece a Dios. Se llama de las horas porque se efectúa en los principales momentos de cada día, que así es santificado junto con la actividad de los hombres (Laudes al comenzar el día; Vísperas al caer la tarde, Completas al acostarse...).

El Oficio de Lectura, desde los primeros siglos de la Iglesia, era la oración nocturna de los monjes mientras los hombres descansan; la alabanza y la oración del Señor no debe interrumpirse ni durante la noche.