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Adoración Nocturna Española

 

Adorado sea el Santísimo Sacramento   

 Ave María Purísima  

 
 

Liturgia de las Horas

 

Santos y Beatos

Jacinto mr, ´rainiero ob mr, Aristarco NT

 

 

MEMORIA DE SAN JUAN MARÍA VIANNEY (1780-1859)

         Presbítero, que durante más de cuarenta años se entregó al servicio de la parroquia que le fue encomendada en la aldea de Ars, cerca de Belley, en Francia, destacando en toda su vida y sus trabajos apostólicos su amor a la Eucaristía por todo ello es conocido como ―ElsantocuradeArs‖. Se le considera el patrono universal de los párrocos. Fue canonizado por Pío XI 31 de mayo de 1925.

Oración colecta

        Dios de poder y misericordia, que hiciste admirable a san Juan María Vianney por su celo pastoral, concédenos por su intercesión y su ejemplo, ganar para Cristo a nuestros hermanos y alcanzar, juntamente con ellos, los premios de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén

 

5LUIS QUINTAS DURÁN (1918-1936)

Estudiante. Adorador en Almería.

Martirizado el 4 de agosto de 1936 en las Adoratrices de Almería. Fiesta litúrgica: 6 noviembre

 

          LUIS QUINTAS DURAN nació en Almería siendo el tercer hijo de una familia verdaderamente cristiana, sus hermanos lo consideraban el más inteligente de todos ellos. Perteneció a la Adoración Nocturna, a la Congregación de los Luises y a las Conferencias de san Vicente de Paúl en Almería.
          Como recoge la biografía de la Diócesis, iniciada la persecución religiosa, fue detenido junto a su hermano José y su hermanito Mario. Maniatado, iba dando ánimos a sus apenados padres. Su hermana Julia refiere así lo acontecido: «Su pasión y martirio fue rápida. Lo llevaron a las Adoratrices. Allí se metían mucho con él y lo amenazaban y provocaban constantemente. Un día mientras él bebía agua sosteniendo en lo alto un botijo, le dispararon un tiro en el cuello. Tenía dieciocho años. Después sacaron en hombros por la calle y vitorearon al joven que le había disparado».
         Obligaron a su hermano Mario, de catorce años, a reconocer y dar sepultura al cadáver. Con palos e insultos respondieron a su acción de trazar una cruz sobre el difunto. Ese mismo hermano recibió, casi dos décadas después, la inesperada visita del verdugo del Siervo de Dios para pedirle perdón. La familia jamás denunció a los que martirizaron al, ya, beato.