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Adoración Nocturna Española

 

Adorado sea el Santísimo Sacramento   

 Ave María Purísima  

 
 

Liturgia de las Horas

 

Santos y Beatos

Roberto Belarmino pb dr, Hildegarda de Bingen vg dr, Lamberto ob, Columba vg mr, Pedro de Arbués pb mr.
 

 

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ÁLVARO SANTOS CEJUDO (1880-1936)

Adorador en Alcázar de San Juan (Ciudad Real). Casado, 7 hijos, 2 carmelitas. Ferroviario.

Martirizado el 17 de septiembre.        Fiesta: 6  noviembre       

 

         ÁLVARO SANTOS CEJUDO era adorador en el convento de Alcázar de San Juan de los P.P. Trinitarios donde ahora reposan sus restos. Allí asistió a todas las vigilias de su turno que su trabajo le permitía, aun a costa de quedarse sin cenar por haber llegado tarde de un viaje, trabajaba en ferrocarriles, o a pesar de tener que salir pronto por la mañana y no poder descansar.
        Nació en Daimiel (Ciudad Real) el 19 de febrero de 1880. Fue Hermano de las Escuelas Cristianas, La Salle, durante ocho años, pero tuvo que abandonar la congregación por problemas familiares. Años después contrajo matrimonio y tuvo siete hijos, dos de ellas fueron carmelitas.
        Una nieta relata una anécdota que refleja su carácter. Una tarde ella estaba enfadada con sus primos y él le enseño a saber perdonar: "Me encontré a mi abuelito que llegaba a casa y me dijo: ‗Mira Conchi, llévate siempre en esta vida una mira, un objetivo, el de hacer mucho bien y no mires a quién".
        En otra ocasión, recuerda que le dio diez céntimos para dar una limosna a un pobre y le dijo: "Dile, que yo te oiga: ‗Tenga usted, señor‘. ‘No, es un pobre, contesté. ‗Es un señor-me insistió- y le vas a decir: ‗Tenga, cójala por amor a Dios‘‖. Y no olvida que cuando iban a comer, les hacía dar gracias a Dios y añadir después: "Pero procura dársela también a los niños que no tengan".

Oración

        Dios todopoderoso y eterno, que concediste a los mártires de España del siglo XX la gracia de morir por Cristo, ayúdanosennuestra debilidad para que, así como ellos no dudaron en morir por ti, así también nosotros nos mantengamos fuertes en la confesión de tu nombre.
        Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.