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Adoración Nocturna Española

 

Adorado sea el Santísimo Sacramento   

 Ave María Purísima  

 
 

Liturgia de las Horas

 

Santos y Beatos

Martín de Porres rl, Pedro Almató pb mr, Germán, Silvia mf.

 

 

   Martín de Porres

 

MANUEL LOZANO GARRIDO (1920-1971)

5       Laico. Inválido desde joven, al final ciego también, periodista, miembro de Acción Católica, escritor, amante de la Eucaristía y de la Virgen. Creó la revista ―Sinaí‖. Adorador en Linares (Jaén) desde 1939 hasta que causó baja por su enfermedad.

Oración colecta

       Oh Dios, que en el corazón del beato Manuel hasinfundido una gran alegría y sencillez para que en el sufrimiento irradiase el sentido salvífico de dolor; concédenos, por su intercesión y ejemplo, anunciar dignamente el Evangelio con obras y palabras. Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración

       Oh Dios, que abriste el tesoro inmenso de tu Amor a tu siervo Manuel para que él, sumergido en el dolor, desde su sillón de ruedas, lo proyectase a los hermanos con su testimonio y escritos.
       Concédenos que le sepamos imitar en su aceptación dócil y esperanza ilusionada, cuando el sufrimiento llame a la puerta de nuestra vida, y en su generosidad plena y ardor apostólico, cuando tratemos de darnos a los demás;
Dígnate glorificar a tu siervo Manuel y concédeme por su intercesión el favor que te pido... Amén

       ―El siervo de Dios nació en Linares el nueve de agosto de 1920. (…) Cerca del domicilio de nuestro Beato, aproximadamente a cincuenta metros, había nacido algunos años antes, San Pedro Poveda, fundador de la Institución Teresiana, y mártir en la persecución religiosa de 1936. La misma fuente bautismal fue manantial de agua viva para ambos ciudadanos de Linares, ciudad de santos y de mártires.
       Lolo era el quinto hijo y después de él nacieron otros dos hermanos. La infancia fue serena. El niño era de temperamento alegre y gozoso. A los seis años se convirtió en huérfano de padre y a los quince de madre. La hermana mayor María llevó el cuidado de la casa y de la educación religiosa y humana de sus numerosos hermanos.
       Desde pequeño Lolo formó parte de la Acción Católica, que para él era un noble modo de vivir como cristiano. Durante la persecución religiosa, en la cual perdió a su hermano Agustín, él se preparaba secretamente también para dar la vida por Jesús y para perdonar a sus perseguidores.
       En este luctuoso período, a él le confió el sacerdote Rafael Álvarez Lara, que posteriormente fue obispo, la misión de distribuir clandestinamente la Eucaristía a determinados grupos de amigos y familiares. Lolo, como un nuevo Tarsicio, se movía como un ángel invisible entre los sonidos de las sirenas y los estallidos de proyectiles. Alguien, sin embargo, lo denunció, junto a dos hermanas, porque era católico y tenía en casa la Eucaristía. Permaneció en la cárcel tres meses. Con los nudos de las fibras de una escoba se hizo un rosario, que recitaba todos los días con otros detenidos. Terminada la guerra, Lolo reconoció en el barbero, que un día fue a afeitarlo, al delator, pero fingió no reconocerlo y lo perdonó.
       Si se libró del martirio de la persecución, no escapó de otro martirio. Los primeros indicios de la enfermedad aparecieron durante el servicio militar. No consigue subir las escaleras y siente fortísimos dolores en las piernas. … Su vida se convierte en un Viernes Santo no de desesperación, sino siempre iluminado por la Pascua de resurrección‖.
       En 1962 se queda también ciego. Termina la homilía de beatificación el cardenal Amato: ―Queridos fieles, con la beatificación del Siervo de Dios Manuel Lozano Garrido, el Santo Padre Benedicto XVI nos entrega un ejemplo de santidad, que transforma el dolor en peregrinación de redención. El Papa ve en este ejemplar laico español un infatigable apóstol que aceptó la parálisis y la ceguera con ánimo sereno y alegre. Como escritor y periodista él difundió las verdades evangélicas, sosteniendo la fe de su prójimo con la oración, con el amor a la Eucaristía y con la devoción filial a la Virgen.
       Los santos se modelan en el yunque de la inmolación. El dolor es una llamada a todos para alzar la mirada al cielo, de donde viene nuestro auxilio‖.