Tomás Becket |
JOSÉ APARICIO SANZ y MÁRTIRES VALENCIANOS
JOSÉ APARICIO SANZ (1893-1936)
Sacerdote, director espiritual y adorador en Lucientes (Valencia).
Martirizado el 29 de diciembre. Fiesta litúrgica de todos: 2 de septiembre
Oración colecta
Dios todopoderoso yeterno que concediste al eatoJoséAparicioSanz y compañeros mártires la gracia de morir por Cristo, ayúdanos en nuestra debilidad para que así como ellos no dudaron en morir por Ti, así también nosotros nos mantengamos fuertes en la confesión de tu nombre. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
JOSÉ APARICIO SANZ nació el 12 de marzo de 1893 en Enguera (Valencia). Los niños, la enseñanza del Catecismo y la Eucaristía fueron sus ideales. Como sacerdote estuvo en la vicaría de Benalí y consiguió la reconstrucción de la iglesia y de la casa abadía. En 1917 en Santa María de Oliva estuvo como coadjutor y destacó su sentido de caridad cristiana en la epidemia de gripe del año 1918. En octubre de 1921 pasó a Luchente donde desarrollo su profunda devoción eucarística. Tal vez desde entonces comenzó a firmar sus escritos como director espiritual de almas y escritor místico con el título de "Centinela de mi Sagrario". De este pueblo hizo un centro de irradiación y atracción eucarísticas donde su labor incansable comenzó a dar frutos en la solemne vigilia diocesana del mes de julio de 1925, que convocó docenas de banderas de las secciones adoradoras.
En 1930, cuando tenía 37 años, fue nombrado arcipreste de su población natal, Enguera, hasta el 11 de octubre de 1936 en que fue detenido por unos milicianos en casa de su familia, siendo trasladado a la Cárcel Modelo donde se encontró con otros feligreses. Estos le pidieron que interceda y pidiera clemencia al Comité de Enguera, que los había encarcelado, al estar cerca las fiestas navideñas. El sacerdote accedió y el resultado fue que pusieron en libertad a unos y a otros les martirizaron, entre ellos a él. Durante los meses de cautiverio animó a sus compañeros a sufrir el martirio por Cristo y a perdonar de corazón a sus ejecutores, pues la recompensa del ―cielo" estaba esperando por ellos. Escribió una poesía durante su cautiverio que comienza así: Tú que el ejemplo de morir nos diste; Tú que has sido Maestro de humildad; / Tú que la muerte más cruel sufriste, / dame, Señor, serenidad.// Serenidad para sufrir con calma / mi bárbaro martirio; / y que hasta Ti pueda llegar mi alma / aromada de gloria como un lirio.// ¿Qué me importa el dolor y el abandono / de mi roja agonía, / si así me acerco a tu celeste trono, / si he de gozar, Señor, tu compañía?... Fue martirizado el 29 de diciembre de 1936 en Paterna. Sus restos descansan en la Capilla del Santísimo de la parroquia de Enguera.
A continuación, una breve reseña de los laicos valencianos y otros religiosos beatificados en la misma fecha y que figuran como Adoradores Nocturnos. De todos ellos Juan Pablo II dijo en la beatificación:
"Los testimonios que nos han llegado hablan de personas honestas y ejemplares, cuyo martirio selló unas vidas entretejidas por el trabajo, la oración y el compromiso religioso en sus familias, parroquias y congregaciones religiosas. Muchos de ellos gozaban ya en vida de fama de santidad entre sus paisanos. Se puede decir que su conducta ejemplar fue como una preparación para esa confesión suprema de la fe que es el martirio".
JOSÉ PERPIÑÁ NÁCHER (1911-1936)
Adorador en Sueca (Valencia). Casado, abogado, telegrafista. Martirizado el 29 de diciembre.
Fiesta 22 de septiembre Beatificado: 11-3-2001
JOSÉ PERPIÑÁ NÁCHER en el momento en que exhumaron su cadáver "La comisión eclesial buscaba las señales del martirio y se tropezó con un cuerpo agujereado por dos balas pero sin atisbo de descomposición. También la ropa estaba intacta. Y la pipa con la que fumaba, guardada en la chaqueta".
En su expediente de beatificación aparece, entre otros, el testimonio de alguien que acompañaba al pelotón de fusilamiento y terminada la guerra quiso contribuir a la causa del mártir. Según esta persona, Perpiñá le dijo: «El señor me acaba de conceder la gracia por la que tanto he suspirado: el martirio». Después le pidió, tranquilo, que le tomara el pulso: sólo 70 pulsaciones. Esta vez no se trataba de una de las muchas obras de teatro que José Perpiñá, años atrás, representó con los franciscanos de Onteniente. «Siempre elegía el papel de un mártir... Es como si fuera una premonición», narra su familia tras la beatificación en Roma. Su esposa, Francisca Bosch, de 88 años, presente en la beatificación decía "Tengo una inmensa alegría porque él se lo merecía, era muy bueno, hacía el bien a todos, en casa le rezamos ahora todos los días y estamos seguros de que ha intercedido ya en ocasiones muy importantes por nosotros". Recordaba que cuando fue detenido el 3 de septiembre de 1936, estuvo cuatro meses en la cárcel Modelo, y lo visitaba todos los días. "La última vez, cuando ya le habían condenado, me dijo que Dios quería que se fuera con Él pero no deseaba que yo padeciera porque era muy joven y me pidió que me volviera a casar". Fue martirizado el 29 de diciembre en el Picadero de Paterna (Valencia). |