Vigilia de Cristo Rey en el Templo  Expiatorio del Tibidabo (Barcelona) con la  Consagración de la Adoración Nocturna al Sagrado Corazón de Jesús
             
                     La  noche del pasado 23 de noviembre,  los adoradores nocturnos de Barcelona celebramos, en el Templo Expiatorio del  Tibidabo, la Vigilia de Cristo Rey. Es esta una Vigilia muy especial para todos  los que formamos parte de esta Sección. En ella se hace la imposición de los  distintivos a los nuevos adoradores y también a los que a lo largo de los años  han permanecido fieles a la llamada de la “Divina  Persona del Rey del Universo” para hacerle la “Guardia Real Nocturna”: aquellos a los que llamamos Veteranos, con  144 vigilias, los Veteranos Constantes, con 250 vigilias y los Veteranos  Ejemplares con 500 vigilias cumplidas.
            
                     La  acción litúrgica se inició, puntualmente, a las 22 h. con una procesión de los  celebrantes desde la sacristía, a través del pasillo central, hasta el altar.  Presidía la celebración uno de los obispos auxiliares de Barcelona, Mons.  Antoni Vadell i Ferrer y el Director de la comunidad salesiana del Tibidabo,  Francesc Riu i Rovira, acompañados de varios sacerdotes salesianos y de otros  sacerdotes directores espirituales de alguno de los Turnos.
            
                     Toda  la celebración estuvo organizada y dirigida por los miembros del Consejo de la  A.N.E. del Tibidabo. La música de órgano, los cantos del coro y de los fieles,  todos bien dirigidos por un joven director, hicieron que la Vigilia rebosase de  alegre alabanza al Señor. 
            
                                   La  asistencia al acto fue impresionante, tanto es así que bastantes fieles  hubieron de permanecer en pie toda la celebración.
            
                     En  la homilía, el Sr. Obispo nos animó a permanecer firmes en nuestro compromiso  de adoradores nocturnos y nos indicó que, en esas horas de oración, además de  encomendar a los familiares y conocidos, también nos acordemos de todos los que  viven en nuestra diócesis.
            
                     Tras  la homilía, se hizo la imposición de distintivos: 51 nuevos adoradores, 6  Veteranos, 4 Veteranos Constantes, 2 Veteranos Ejemplares y 7 Tarsicios. El Sr.  Obispo estuvo especialmente cariñoso con los Tarsícios.
            
                     Acabada  la Celebración Eucarística y mientras los fieles cantaban el “Pange lingua”, el Sr. Obispo colocó el  viril en el ostensorio de la magnífica custodia con forma de grano de trigo,  que hace unos años se usa en estas celebraciones.
            
                     Toda  la asamblea rezamos la “presentación de  adoradores” y luego el “Invitatorio” y el “Oficio de lectura”. Tras diez  minutos de oración personal en silencio, todos leímos juntamente la  Consagración de la Adoración Nocturna al Sagrado Corazón de Jesús. Ha sido este  un acto especialmente importante. El Templo Expiatorio del Tibidabo está  consagrado al Sagrado Corazón de Jesús. Y en él, cada noche, un grupo de adoradores  hacemos vela ante la Eucaristía, presencia real de la persona de Cristo,  presencia real del infinito amor que su Corazón de carne eucarística nos  profesa.
            
                                   Luego  y mientras se cantaba al “Amor de los  amores”, el Sr. Obispo, con el paño humeral resguardando la custodia,  acompañado por los celebrantes y los fieles, salió al exterior del templo y,  orientado hacia la ciudad de Barcelona que está a los pies del Tibidabo, la  bendijo con el Santísimo Sacramento. Es este un momento enormemente emotivo  para todos los que, en el Tibidabo, participamos en la Vigilia de Cristo Rey.  Todos los habitantes de la ciudad, todos, reciben la bendición del Señor. Y así  manifestamos nuestra absoluta confianza en que llegará un día en que Cristo  reinará sobre todas las cosas.
            
                                   De  vuelta en el templo, el Sr. Obispo bendijo con la Custodia a la asamblea de  fieles y, mientras se cantaba el “Tantum  ergo”, se reservó el Santísimo.
                       La  fiesta continuó en una sala del templo, donde el Consejo de la Sección agasajó  a los asistentes con pastas y bebidas, momento en el cual los adoradores  pudimos reencontrarnos y charlar con amigos de muchos años.
            
            Gregorio  Peña Martínez
               Presidente diocesano de Barcelona