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Adoración Nocturna Española

 

Adorado sea el Santísimo Sacramento   

 Ave María Purísima  

 

 

Vigilia de Cuaresma
del Manual de la Adoración Nocturna Española

Ofrecemos seguidamente un Oficio del Tiempo de Cuaresma que corresponde al Miércoles de Ceniza..

I Vísperas

INVOCACIÓN INICIAL

De pie
Presidente:

Dios mío, ven en mi auxilio.

Todos:

Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO

Te damos gracias, Señor,
porque has depuesto la ira
y has detenido ante el pueblo
la mano que lo castiga.

Tú eres el Dios que nos salva,
la luz que nos ilumina,
la mano que nos sostiene
y el techo que nos cobija.

Y sacaremos con gozo
del manantial de la Vida
las aguas que dan al hombre
la fuerza que resucita.

Entonces proclamaremos:
«¡Cantadle con alegría!
¡El nombre de Dios es grande;
su caridad infinita!

¡Que alabe al Señor la tierra!
Contadle sus maravillas.
¡Qué grande, en medio del pueblo,
el Dios que nos justifica!» Amén.

 

SALMODIA

Sentados

Antífona 1
Todos:

Señor, tu saber me sobrepasa.

Salmo 138, 1-18, 23-34
DIOS ESTÁ EN TODAS PARTES Y LO VE TODO
I

Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.

No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me estrechas detrás y delante,
me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco.

¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;

si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.

Si digo: "Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí",
ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. (todos):

Señor, tu saber me sobrepasa.

Antífona 2
Todos:

Yo, el Señor, penetro el corazón; sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta.

II

Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias,
porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma,
no desconocías mis huesos.

Cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra,
tus ojos veían mis acciones,
se escribían todas en tu libro;
calculados estaban mis días
antes que llegase el primero.

¡Qué incomparables encuentro tus designios,
Dios mío, qué inmenso es su conjunto!
Si me pongo a contarlos, son más que arena;
si los doy por terminados, aún me quedas tú.

Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. (Todos):

Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta.

Antífona 3
Todos:

Por medio de él fueron creadas todas las cosas, y todo se mantiene en él.

Cántico Col. 1, 12-20
HIMNO A CRISTO: PRIMOGÉNITO DE TODA CRIATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS

Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque por medio de él
fueron creadas todas las cosas;
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

Por medio de él fueron creadas todas las cosas, y todo se mantiene en él.

LECTURA BREVE Flp 2, 12b-15a
El lector proclama la lectura desde el ambón.
Lector:

Seguid actuando vuestra salvación con temor y temblor, porque es Dios quien activa en vosotros el querer y la actividad para realizar su designio de amor. Cualquier cosa que hagáis, sea sin protestas ni discusiones, así seréis irreprochables y límpidos, hijos de Dios sin tacha.

Se hace una breve pausa para reflexionar.
RESPONSORIO BREVE
Salmista:

Yo dije: Señor, ten misericordia.

Todos:

Yo dije: Señor, ten misericordia.

Salmista:

Sáname porque he pecado contra ti.

Todos:

Señor, ten misericordia.

Salmista:

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Todos:

Yo dije: Señor, ten misericordia.

Cántico evangélico
Antífona
Todos:

Cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha.

Magníficat Lc 1, 46-55
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR
De pie
Recitado a dos coros o conjuntamente por todos

Proclama mi alma la grandeza del Señor.
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí;
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como los había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.(todos):

Cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha.

Breve pausa
PRECES
Esta respuesta puede repetirse después de cada una de las peticiones, o bien usar como respuesta la segunda parte de la petición.
Presidente:

Demos gracias a Dios Padre, que estableció en la sangre de Cristo una alianza nueva y eterna con su pueblo y la renueva en el sacramento del altar, y supliquémosle, diciendo: Bendice, Señor, a tu pueblo.

Todos:

Bendice, Señor, a tu pueblo.

Esta respuesta puede repetirse después de cada una de las peticiones, o bien usar como respuesta la segunda parte de la petición.

Dirige, Señor, por los caminos de tu voluntad, el sentir de los pueblos y la mente de sus gobernantes,
- para que procuren con empeño el bien común.

Aumenta el fervor de aquellos que, habiéndolo dejado todo, siguieron a Cristo,
- para que manifiesten con su testimonio la vida de la Iglesia.

Tú que creaste a todos los hombres a imagen tuya,
- haz que sintamos horror de las injusticias y desigualdades entre los hombres.

Llama a tu amistad y a tu verdad a los que viven alejados de ti,
-- y, a nosotros, enséñanos cómo podemos ayudarlos.

Admite a los difuntos en tu gloria
- para que te alaben eternamente.

Todos:

Padre nuestro.

Oración

Señor, fortalécenos con tu auxilio durante la Cuaresma, para que nos mantengamos en espíritu de conversión; que la austeridad penitencial de estos días nos ayude en el combate cristiano contra las fuerzas del mal. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN
Cuando preside la celebración el Obispo, un presbítero o diácono:
Presidente:

El Señor esté con vosotros.

Todos:

Y con tu espíritu.

Presidente:

La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.

Todos:

Amén.

Si la dirige un laico:
Presidente:

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

Todos:

Amén.

 

ORACIÓN DE PRESENTACIÓN DE ADORADORES

De rodillas

Señor nuestro Jesucristo:

Tu Pasión y Muerte, que la Eucaristía nos recuerda, son la prueba más clara del amor de Dios al hombre. «De tal manera amó Dios al mundo que le dio a su Hijo Unigénito» (Jn 3,16).

"En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados" (1Jn 4, 10). "La prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros" (Rom 5,8).

De corazones bien nacidos es ser agradecidos, y agradecerte el haber muerto por nosotros y para la remisión de nuestros pecados nos exige un esfuerzo continuo de conversión.

Las Vigilias Eucarísticas son siempre de acción de gracias. Pero en este tiempo de Cuaresma, cuando la Iglesia insistentemente nos invita a la penitencia y a la conversión, nuestra Vigilia ha de tener carácter penitencial.

Reconocemos que "hemos pecado, hemos obrado injustamente, somos culpables" (1Re 8,47) y, con el profeta David, pedimos: "Misericordia, Dios mío, por tu bondad" (Sal 50).

Que tu cuerpo, entregado por nosotros y levantado en la cruz, nos haga volvernos a ti. Que tu sangre derramada para la remisión de los pecados purifique de las obras muertas nuestras conciencias para rendir culto a Dios vivo (Heb 9,14).

Que la Eucaristía nos recuerde siempre la obligada respuesta del agradecimiento: Que si tú diste tu vida por nosotros, también nosotros debemos dar la vida por los hermanos. Escucha, Señor, nuestras preces:

Con nosotros oran también la Virgen santa María, Madre de la Iglesia y madre nuestra, su esposo san José, san Pascual Bailón, san N. (el titular del turno), todos los ángeles y los adoradores que nos han precedido y están contigo en el cielo. Por su intercesión y la fe de tu Iglesia, nos dirigimos a ti, Jesucristo Señor nuestro, que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

VIGILIA NOCTURNA

Invitatorio

De pie
Presidente:

Señor, ábreme los labios.

Todos:

Y mi boca proclamará tu alabanza.

Antífona
Salmista:

Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió.

Todos:

Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió.

Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Salmista:

Venid aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Todos:

Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió.

Salmista:

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses;
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Todos:

Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió.

Salmista:

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Todos:

Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió.

Salmista:

Ojalá escuchéis hoy su voz:
"No endurezcáis el corazón, como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.

Todos:

Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió.

Salmista:

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazones extraviados,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso".

Todos:

Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió.

Salmista:

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió.

TURNO DE VELA
HIMNO
De pie

Llorando los pecados
tu pueblo está, Señor.
Vuélvenos tu mirada
y danos el perdón.

Seguiremos tus pasos,
camino de la cruz,
subiendo hasta la cumbre
de la Pascua de Luz.

La Cuaresma es combate;
las armas: oración,
limosnas y vigilias
por el reino de Dios.

«Convertid vuestra vida,
volved a vuestro Dios,
y volveré a vosotros»,
esto dice el Señor.

Tus palabras de vida
nos llevan hacia ti,
los días cuaresmales
nos las hacen sentir.

SALMODIA
Sentados
Antífona 1
Todos:

Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.

Salmo 102
HIMNO A LA MISERICORDIA DE DIOS
I

Bendice alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura;
él sacia de bienes tus anhelos,
y como un águila se renueva tu juventud.

El Señor hace justicia
y defiende a todos los oprimidos;
enseñó sus caminos a Moisés
y sus hazañas a los hijos de Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.

Antífona 2
Todos:

Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles.

II

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo;
no nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas.

Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.

Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro.

Los días del hombre duran lo que la hierba,
florecen como flor de campo,
que el viento la roza, y ya no existe,
su terreno no volverá a verla.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles.

Antífona 3
Todos:

Bendecid al Señor, todas sus obras.

III

Pero la misericordia del Señor dura siempre,
su justicia pasa de hijos a nietos:
para los que guardan la alianza
y recitan y cumplen sus mandatos.

El Señor puso en el cielo su trono,
su soberanía gobierna el universo.
Bendecid al Señor, ángeles suyos,
poderosos ejecutores de sus órdenes,
prontos a la voz de su palabra.

Bendecid al Señor, ejércitos suyos,
servidores que cumplís sus deseos.
Bendecid al Señor, todas sus obras,
en todo lugar de su imperio.

¡Bendice, alma mía, al Señor!

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

Bendecid al Señor, todas sus obras.

LECTURAS
Salmista:

Arrepentíos y convertíos de vuestros delitos.

Todos:

Estrenad un corazón nuevo y un espíritu nuevo.

PRIMERA LECTURA
El lector proclamará la lectura desde el ambón.
Lector:

Del libro del profeta Isaías 58, 1-12

EL AYUNO AGRADABLE A DIOS

Así dice el Señor Dios:

"Grita a plena voz, sin cesar, alza la voz como una trompeta, denuncia a mi pueblo sus delitos, a la casa de Jacob sus pecados.

Consultan mi oráculo a diario, muestran deseo de conocer mi camino, como un pueblo que practicara la justicia y no abandonase el mandato de Dios. Me piden sentencias justas, desean tener cerca a Dios".

"¿Para qué ayunar, si no haces caso?, ¿mortificarnos, si tú no te fijas?"

"Mirad: el día de ayuno buscáis vuestro interés y apremiáis a vuestros servidores; mirad: ayunáis entre riñas y disputas, dando puñetazos sin piedad. No ayunéis como ahora, haciendo oír en el cielo vuestras voces.

¿Es ese el ayuno que el Señor desea, para el día en que el hombre se mortifica?, mover la cabeza como un junco, acostarse sobre saco y ceniza, ¿a eso lo llamáis ayuno, día agradable al Señor?

El ayuno que yo quiero es este: Abrir las prisiones injustas, hacer saltar los cerrojos de los cepos, dejar libres a los oprimidos, romper todos los cepos; partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al que ves desnudo, y no cerrarte a tu propia carne.

Entonces romperá tu luz la aurora, en seguida te brotará la carne sana; te abrirá camino la justicia, detrás irá la gloria del Señor. Entonces clamarás al Señor, y te responderá: gritarás, y te dirá: "Aquí estoy".

Cuando destierres de ti la opresión, el gesto amenazador y la maledicencia, cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estómago del indigente, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía.

El Señor te dará reposo permanente, en el desierto saciará tu hambre, hará fuertes tus huesos, serás un huerto bien regado, un manantial de aguas cuya vena nunca engaña; reconstruirás viejas ruinas, levantarás sobre cimientos de antaño; te llamarán reparador de brechas, restaurador de casas en ruinas".

Se hace una breve pausa para reflexionar
RESPONSORIO
Todos:

El ayuno que yo quiero es éste -dice el Señor-: Partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo. Entonces clamarás al Señor, y te responderá; gritarás, y te dirá: "Aquí estoy".

Salmista:

Cuando venga el Hijo del hombre, dirá a los de su derecha: "Venid, tuve hambre, y me disteis de comer".

Todos:

Entonces clamarás al Señor, y te responderá; gritarás, y te dirá: "Aquí estoy".

SEGUNDA LECTURA
El lector proclamará la lectura desde u lugar apropiado, a poder ser, diferente del que se usa para proclamar las lecturas bíblicas.
Lector:

De la carta de san Clemente primero, papa, a los Corintios,

(Caps. 7, 4-8, 38,5-9, 1; 13, 1-4; 19,2; Funk 1, 71-73, 77-78,87).

Fijemos con atención nuestra mirada en la sangre de Cristo, y reconozcamos cuán preciosa ha sido a los ojos de Dios, su Padre, pues, derramada por nuestra salvación, alcanzó la gracia de la penitencia para todo el mundo.

Recorramos todos los tiempos, y aprenderemos cómo el Señor, de generación en generación, concedió un tiempo de penitencia a los que deseaban convertirse a él. Noé predicó la penitencia, y los que le escucharon se salvaron. Jonás anunció a los ninivitas la destrucción de su ciudad, y ellos, arrepentidos de sus pecados, pidieron perdón a Dios y, a fuerza de súplicas, alcanzaron la indulgencia, a pesar de no ser del pueblo elegido.

De la penitencia hablaron, inspirados por el Espíritu Santo, los que fueron ministros de la gracia de Dios. Y el mismo Señor de todas las cosas habló también, con juramento, de la penitencia, diciendo: Por mi vida –oráculo del Señor-, juro que no quiero la muerte del malvado, sino que cambie de conducta; y añade aquella hermosa sentencia: Cesad de obrar mal, casa de Israel. Di a los hijos de mi pueblo: "Aunque vuestros pecados lleguen hasta el cielo, aunque sean como púrpura y rojos como escarlata, si os convertís a mí de todo corazón y decís: "Padre", os escucharé como a mi pueblo santo".

Queriendo, pues, el Señor que todos los que él ama tengan parte en la penitencia, lo confirmó así con su omnipotente voluntad.

Obedezcamos, por tanto, a su magnífico y glorioso designio, e, implorando con súplicas su misericordia y benignidad recurramos a su benevolencia, y convirtámonos, dejadas a un lado las vanas obras, las contiendas y la envidia, que conduce a la muerte.

Seamos, pues, humildes, hermanos, y, deponiendo toda jactancia, ostentación e insensatez, y los arrebatos de la ira, cumplamos lo que está escrito, pues lo dice el Espíritu Santo: No se gloríe el sabio de su sabiduría, no se gloríe el fuerte de su fortaleza, no se gloríe el rico de su riqueza; el que se gloríe, que se gloríe en el Señor, para buscarle a él y practicar el derecho y la justicia; especialmente si tenemos presentes las palabras del Señor Jesús, aquellas que pronunció para enseñarnos la benignidad y la longanimidad.

Dijo, en efecto: Sed misericordiosos, y alcanzaréis misericordia; perdonad, y se os perdonará; como vosotros hagáis, así se os hará a vosotros; dad, y se os dará; no juzguéis, y no os juzgarán; como uséis la benignidad, así la usarán con vosotros; la medida que uséis la usarán con vosotros.

Que estos mandamientos y estos preceptos nos comuniquen firmeza para poder caminar, con toda humildad, en la obediencia a sus santos consejos. Pues dice la Escritura santa: En ése pondré mis ojos: en el humilde y el abatido que se estremece ante mis palabras.

Como quiera, pues, que hemos participado de tantos, tan grandes y tan ilustres hechos, emprendamos otra vez la carrera hacia la meta de paz que nos fue anunciada desde el principio y fijemos nuestra mirada en el Padre y Creador del universo, acogiéndonos a los magníficos y sobreabundantes dones y beneficios de su paz.

Se hace una breve pausa para reflexionar
RESPONSORIO
Todos:

Que el malvado abandone su camino, y el criminal sus planes; que regrese al Señor, y él tendrá piedad. Porque es compasivo y misericordioso, y se arrepiente de las amenazas, el Señor, nuestro Dios.

Salmista:

El Señor no quiere la muerte del pecador, sino que cambie de conducta y viva.

Todos:

Porque es compasivo y misericordioso, y se arrepiente de las amenazas, el Señor, nuestro Dios.

En las Fiestas y Solemnidades (no en los Domingos) se canta el Te Deum.
ORACIÓN
Presidente:

Señor, fortalécenos con tu auxilio durante la Cuaresma, para que nos mantengamos en espíritu de conversión; que la austeridad penitencial de estos días nos ayude en el combate cristiano contra las fuerzas del mal. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

 

PRECES EXPIATORIAS

(Página 449 del Manual)
Presidente:

Señor Jesús:

Tú compartiste nuestra vida humana, alegrías y penas, y, sin acusarnos, por amor, cargaste con la responsabilidad de nuestras culpas para redimirnos. Ayúdanos a seguir tu ejemplo desde nuestra situación de pecadores redimidos.

Ante ti, Señor, nos sentimos sinceramente responsables de un mundo al que pertenecemos, que estamos contribuyendo a forjar, y con el que estamos comprometidos especialmente por tu amor. Avergonzados de nuestras obras, fruto del olvido o rechazo culpable de tus enseñanzas, te pedimos perdón y ayuda.

Lector

Por las propagandas de ateísmo, las blasfemias contra el nombre de Dios, el desprecio de sus obras.

Todos

Perdón, Señor, perdón.

Lector

Por los ataques y persecuciones a la Iglesia y a sus miembros, por la críticas destructivas, intencionadas o inconscientes y superficiales.

Todos

Perdón, Señor, perdón.

Lector

Por todas las opresiones, injusticias, violencias que atentan contra la libertad y los derechos del hombre en el plano político, social, laboral, familiar.

Todos

Perdón, Señor, perdón.

Lector

Por todas las inmoralidades y corrupciones que condicionan y empujan al individuo a una degradación moral o física, disuelven los vínculos familiares y desenfocan los verdaderos valores de la vida.

Todos

Perdón, Señor, perdón.

Lector

Por todos los escándalos, y por todos los respetos humanos.

Todos

Perdón, Señor, perdón.

Presidente

Oremos: Señor, Dios nuestro, que concedes a los justos el premio de tus méritos y a los pecadores que hacen penitencia les perdonas sus pecados, ten piedad de nosotros y danos, por la humilde confesión de nuestras culpas, tu paz y tu perdón. Por Jesucristo nuestro Señor.

Todos

Amén.


Al acabar la vigilia, por la mañana, se reúnen los adoradores para el rezo de Laudes.

 

LAUDES

INVOCACIÓN INICIAL
De pie
Presidente:

Dios mío, ven en mi auxilio.

Todos:

Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos.

HIMNO

Éste es el día del Señor.
Éste es el tiempo de la misericordia.

Delante de tus ojos
ya no enrojeceremos
a causa del antiguo
pecado de tu pueblo.
Arrancarás de cuajo
el corazón soberbio
y harás un pueblo humilde
de corazón sincero.

En medio de las gentes,
nos guardas como un resto
para cantar tus obras
y adelantar tu reino.
Seremos raza nueva
para los cielos nuevos;
sacerdotal estirpe,
según tu Primogénito.

Caerán los opresores
y exultarán los siervos;
los hijos del oprobio
serán tus herederos.
señalarás entonces
el día del regreso
para los que comían
su pan en el destierro.

¡Exulten mis entrañas!
¡Alégrese mi pueblo!
Porque el Señor que es justo
revoca sus decretos:
La salvación se anuncia
donde acechó el infierno,
porque el Señor habita
en medio de su pueblo.

SALMODIA
Sentados
Antífona 1
Todos:

Dios mío, mi corazón está firme.

Salmo 107
ALABANZA AL SEÑOR Y PETICIÓN DE AUXILIO

Dios mío, mi corazón está firme,
para ti cantaré y tocaré, gloria mía.
Despertad, cítara y arpa,
despertaré a la aurora.

Te daré gracias ante los pueblos, Señor,
tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos,
por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.

Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria;
para que se salven tus predilectos,
que tu mano salvadora nos responda.

Dios habló en su santuario:
«Triunfante, ocuparé Siquén,
parcelaré el valle de Sucot;

mío es Galaad, mío Manasés,
Efraín es yelmo de mi cabeza,
Judá es mi cetro.

Moab, una jofaina para lavarme,
sobre Edom echo mi sandalia,
sobre Filistea canto victoria».

Pero, ¿quién me guiará a la plaza fuerte,
quién me conducirá a Edom,
si tú, oh Dios, nos has rechazado
y no sales ya con nuestras tropas?

Auxílianos contra el enemigo,
que la ayuda del hombre es inútil;
con Dios haremos proezas,
él pisoteará a nuestros enemigos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. (todos):

Dios mío, mi corazón está firme.

Antífona 2
Todos:

El Señor me ha vestido un traje de gala y de triunfo.

Cántico Is 61, 10-62,5
ALEGRÍA DEL PROFETA ANTE LA NUEVA JERUSALÉN

Desbordo de gozo con el Señor,
y me alegro con mi Dios:
porque me ha vestido un traje de gala
y me ha envuelto en un manto de triunfo,
como novio que se pone la corona,
o novia que se adorna con sus joyas.

Como el suelo echa sus brotes,
como un jardín hace brotar sus semillas,
así el Señor hará brotar la justicia
y los himnos ante todos los pueblos.

Por amor de Sion no callaré,
por amor de Jerusalén no descansaré,
hasta que rompa la aurora de su justicia,
y su salvación llamee como antorcha.

Los pueblos verán tu justicia,
y los reyes tu gloria;
te podrán un nombre nuevo,
pronunciado por la boca del Señor.

Serás corona fúlgida en la mano del Señor
y diadema real en la palma de tu Dios.

Ya no te llamarán "Abandonada",
ni a tu tierra "Devastada";
a ti te llamarán "Mi favorita",
y a tu tierra «Desposada»,
porque el Señor te prefiere a ti,
y tu tierra tendrá marido.

Como un joven se casa con su novia,
así te desposa el que te construyó;
la alegría que encuentra el marido con su esposa,
la encontrará tu Dios contigo

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

El Señor me ha vestido un traje de gala y de triunfo.

Antífona 3
Todos:

Alabaré al Señor mientras viva

Salmo 145
FELICIDAD DE LOS QUE ESPERAN EN DIOS

Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista.

No confiéis en los príncipes,
seres de polvo que no pueden salvar;
exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
ese día perecen sus planes.

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él;

Quien mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.

El Señor liberta a los cautivos,
el Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.

El Señor guarda a los peregrinos,
sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.

El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. (todos): Alabaré al Señor mientras viva.
LECTURA BREVE Dt 7, 6.8-9
El lector proclamará la lectura desde el ambón.
Lector:

El Señor, tu Dios, te eligió para que fueras, entre todos los pueblos de la tierra, el pueblo de su propiedad. Por puro amor vuestro, por mantener el juramento que había hecho a vuestros padres, os sacó de Egipto con mano fuerte y os rescató de la esclavitud, del dominio del Faraón, rey de Egipto. Así sabrás que el Señor, tu Dios, es Dios: el Dios fiel que mantiene su alianza y su favor con los que lo aman y guardan sus preceptos, por mil generaciones.

RESPONSORIO BREVE
Salmista:

Él me librará de la red del cazador.

Todos:

Él me librará de la red del cazador.

Salmista:

Me cubrirá con sus plumas.

Todos:

De la red del cazador.

Salmista:

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Todos:

Él me librará de la red del cazador.

CÁNTICO EVANGÉLICO
Antífona
Todos:

Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos como los hipócritas.

Benedictus Lc. 1, 68-79
De pie
Recitado a dos coros o conjuntamente por todos.
Durante el Benedictus, si preside un presbítero o diácono, este inciensa el Sacramento, el altar y la asamblea.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. (todos):

Cuando ayunéis no andéis cabizbajos como los hipócritas.

PRECES
Presidente:

Demos gracias a Dios, nuestro Padre, que nos concede el don de iniciar el tiempo cuaresmal; roguémosle que, durante estos días de salvación la acción de su Espíritu purifique nuestros corazones y los llene de su amor, y digámosle: Danos, Señor, tu Espíritu Santo.

Todos:

Danos, Señor, tu Espíritu Santo.

Esta respuesta puede repetirse después de cada una de las peticiones, o bien usar como respuesta la segunda parte de la petición.

Danos vivir de toda palabra
- que sale de tu boca.

Haz que busquemos la caridad no únicamente en los acontecimientos importantes,
- sino, ante todo, en la vida ordinaria.

Concédenos observar el ayuno que te agrada,
- compartiendo nuestro pan con los hambrientos.

Danos llevar en nuestros cuerpos la muerte de tu Hijo,
- tú que has vivificado nuestro cuerpo.

Todos:

Padre nuestro.

ORACIÓN

Señor, fortalécenos con tu auxilio durante la Cuaresma, para que nos mantengamos en espíritu de conversión; que la austeridad penitencial de estos días nos ayude en el combate cristiano contra las fuerzas del mal. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN
Si ha presidido la celebración el Obispo, un presbítero o diácono, da la bendición y reserva en la forma acostumbrada. Si dirige un laico, hombre o mujer, terminada la oración dice:

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén.

Hecha genuflexión simple, retira e viril y lo encierra en el sagrario. Entre tanto se canta alguna aclamación eucarística como

Adoremus in aeternum
Sanctissimum Sacramentum.

 
Se termina con un canto o antífona

 

La Vigilia de la Adoración Nocturna es esencialmente una Vigilia de oración y adoración centrada en la Eucaristía, en nombre de toda la Iglesia. Nunca podrán faltar en nuestras vigilias: la oración personal y la oración litúrgica comunitaria que nos vincula a la Iglesia. 

La Liturgia de las Horas es la oración que la Iglesia, en unión con Jesucristo, su Cabeza, y por medio de Él, ofrece a Dios. Se llama de las horas porque se efectúa en los principales momentos de cada día, que así es santificado junto con la actividad de los hombres (Laudes al comenzar el día; Vísperas al caer la tarde, Completas al acostarse...).
El Oficio de Lectura, desde los primeros siglos de la Iglesia, era la oración nocturna de los monjes mientras los hombres descansan; la alabanza y la oración del Señor no debe interrumpirse ni durante la noche.