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Adoración Nocturna Española

 

Adorado sea el Santísimo Sacramento   

 Ave María Purísima  

 

 

Vigilia Mariana
del Manual de la Adoración Nocturna Española

NOTA: Dada la posibilidad y facilidad para obtener cualquier información a través de las redes sociales, las lecturas del Oficio de Lecturas, propias al Oficio que se vaya a celebrar, se pueden obtener de las mismas, omitiendo las que vienen del Manual, para dar más riqueza a la Liturgia de la Palabra.

 

I VÍSPERAS DEL COMÚN DE SANTA MARÍA VIRGEN

(De pie. † Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
Presidente:

Dios mío, ven en mi auxilio.

Todos:

Señor date prisa en socorrerme. Gloria al Padre... (T.P. Aleluya)

HIMNO (De pie. Todos)

Todos te deben servir,
Virgen y Madre de Dios,
que siempre ruegas por nos
y tú nos haces vivir.

Tanta fue tu perfección
y de tanto merecer,
que de ti quiso nacer
quien fue nuestra redención.

El tesoro divinal
en tu vientre se encerró,
tan precioso, que libró
todo el linaje humanal.

Tú sellaste nuestra fe
con el sello de la cruz,
tu pariste nuestra luz,
Dios de ti nacido fue.

¡Oh clara virginidad,
fuente de toda virtud!
No ceses de dar salud
a toda la cristiandad. Amén.

SALMODIA: (Sentado. A dos coros)
Antífona 1
Salmista:

Dichosa eres, Virgen María, que llevaste en tu seno al Creador del universo. (T.P. Aleluya)

SALMO 112: ALABADO SEA EL NOMBRE DE DIOS

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

Dichosa eres, Virgen María, que llevaste en tu seno al Creador del universo. (T.P. Aleluya)

(Breve pausa para reflexionar)
Antífona 2
Salmista:

Engendraste al que te creó y permanecerás virgen para siempre. ( T.P. Aleluya)

SALMO 147: ACCIÓN DE GRACIAS POR LA RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.

Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;

hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

Engendraste al que te creó y permanecerás virgen para siempre. (T.P. Aleluya)

(Breve pausa para reflexionar)
Antífona 3
Salmista:

Tú eres la mujer a quien Dios ha bendecido, y por ti hemos recibido el fruto de la vida. (T.P. Aleluya)

CÁNTICO: EFESIOS 1, 3-10: EL DIOS SALVADOR

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante Él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Este es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

Tú eres la mujer a quien Dios ha bendecido, y por ti hemos recibido el fruto de la vida. (T.P. Aleluya)

(Breve pausa para reflexionar)
Si el rezo de Vísperas se une a la celebración de la Eucaristía, después del Cántico, se comienza la Liturgia de la Palabra de la Misa con el Gloria (o, si no hay Gloria, con la Oración Colecta), suprimiendo todo lo demás de las Vísperas, excepto el Magníficat, que se canta o reza después de la Comunión, expuesto el Santísimo, mientras se inciensa el Sacramento y el Altar.
Si las Vísperas no están incorporadas a la Santa Misa, se continúa de la manera siguiente:
LECTURA BREVE (Ga 4,4-5)
Lector:

Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción.

(Se hace una pausa para reflexionar)
RESPONSORIO BREVE
Salmista:

Después del parto, oh Virgen, has permanecido inviolada.

Todos:

Después del parto, oh Virgen, has permanecido inviolada.

Salmista:

Madre de Dios, intercede por nosotros.

Todos:

Oh Virgen, has permanecido inviolada.

Salmista:

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

Todos:

Después del parto, oh Virgen, has permanecido inviolada.

CÁNTICO EVANGÉLICO (CÁNTICO DE MARÍA)
Presidente:

El Señor ha mirado mi humillación, y el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. (T.P. Aleluya)

MAGNÍFICAT (Lc 1,46-55): ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR
(De pie. Todos. † Se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí,
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia para siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

El Señor ha mirado mi humillación, y el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. (T.P. Aleluya)

PRECES
Presidente:

Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la madre de su Hijo, y supliquémosle, diciendo: Que la llena de gracia interceda por nosotros.

Todos:

Que la llena de gracia interceda por nosotros.

Salmista:

Oh Dios, admirable siempre en tus obras, que has querido que la inmaculada Virgen María participara en cuerpo y alma de la gloria de Jesucristo, haz que todos tus hijos deseen esta misma gloria y caminen hacia ella.

Todos:

Que la llena de gracia interceda por nosotros.

Salmista:

Tú que nos diste a María por madre, concede, por su mediación, salud a los enfermos, consuelo a los tristes, perdón a los pecadores, y a todos abundancia de salud y de paz.

Todos:

Que la llena de gracia interceda por nosotros.

Salmista:

Tú que hiciste de María la llena de gracia, concede la abundancia de tu gracia a todos los hombres.

Todos:

Que la llena de gracia interceda por nosotros.

Salmista:

Haz, Señor, que tu Iglesia tenga un solo corazón y una sola alma por el amor, y que todos los fieles perseveren unánimes en la oración con María, la madre de Jesús.

Todos:

Que la llena de gracia interceda por nosotros.

Salmista:

Tú que coronaste a María como reina del cielo, haz que los difuntos puedan alcanzar, con todos los santos, la felicidad de tu reino.

Todos:

Que la llena de gracia interceda por nosotros.

Presidente:

Como hijos que somos de Dios, dirijámonos a nuestro Padre con la oración que Cristo nos enseñó:

Todos:

Padre nuestro.

ORACIÓN
Presidente:

Señor Dios omnipotente, que con la cooperación del Espíritu Santo, preparaste el cuerpo y el alma de la gloriosa Virgen y Madre María para que fuese merecedora de ser digna morada de tu Hijo; concédenos que, pues celebramos con alegría su conmemoración, por su piadosa intercesión, entregarnos fielmente a tu servicio y proclamar la gloria de tu nombre con testimonio de palabra y de vida. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor.

Todos:

Amén.

CONCLUSIÓN:
Si preside un Presbítero: Da la bendición, con la formula acostumbrada.
Si la dirige un Seglar:

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

Todos:

Amén.

Seglar:

Bendigamos al Señor.

Todos:

Demos gracias a Dios.

Con el rezo completo de las Vísperas: Terminadas éstas, se celebra la Eucaristía; después de la Comunión, el Celebrante o Diácono expone el Santísimo. Terminada la Oración de Poscomunión, se inciensa el Sacramento de la forma acostumbrada.
Si las Vísperas se han unido a la Santa Misa, al terminar la Comunión, el Celebrante o Diácono expone el Santísimo. Expuesto, se reza o canta el Magníficat con su antífona. Durante el Magníficat, el Celebrante inciensa el Sacramento y el Altar. A continuación, dice la Oración de Poscomunión.
Ante el Santísimo Expuesto, los adoradores/as oran un momento en silencio. Luego se reza la Oración de Presentación de Adoradores y, después de un espacio de adoración en común, se continúa la Vigilia con el rezo del Invitatorio. Concluido éste, se retiran el Celebrante, Concelebrante y todos los adoradores, excepto los que han de hacer el primer Turno de Vela.

 

Oración de Presentación de Adoradores

(De rodillas. Todos)

Nos presentamos ante Ti, Señor, en esta noche, de la mano de María, Madre y Señora nuestra, como adoradores de tu presencia real en la Eucaristía.

Queremos orar con Ella, y que Ella interceda por nosotros, como un día oró con los apóstoles en el Cenáculo esperando la llegada del Espíritu.

Queremos peregrinar con Ella, en toda nuestra vida y en todo nuestro caminar en la fe, ya que su peregrinación de fe preside y es modelo de peregrinar de toda la Iglesia.

Queremos aprender la lección que Ella diera a los sirvientes de Caná de Galilea “Haced lo que El os diga”.

Aleccionados por Ella y con su ayuda maternal, queremos plasmar, en nuestra vida ordinaria, todo cuanto el Señor nos diga en las noches de vigilia.

Que Ella presente ante Ti nuestras oraciones y que con su ayuda hagamos realidad tus llamadas y nuestros propósitos de esta noche, en que nos admites a adorarte, oculto en el Sacramento, como Ella te adoró tantas veces en Belén y en Nazaret, oculto bajo las apariencias de un niño.

INVITATORIO
(De pie. † Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
Presidente:

Señor, ábreme los labios.

Todos:

Y mi boca proclamará tu alabanza.

Salmista:

Venid, adoremos a Cristo, hijo de María Virgen. (T.P. Aleluya)

Todos:

Venid, adoremos a Cristo, hijo de María Virgen. (T.P. Aleluya)

SALMO 94: INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Salmista:

Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos.

Todos:

Venid, adoremos a Cristo, hijo de María Virgen. ( T.P. Aleluya)

Salmista:

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Todos:

Venid, adoremos a Cristo, hijo de María Virgen. (T.P. Aleluya)

Salmista:

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Todos:

Venid, adoremos a Cristo, hijo de María Virgen. (T.P. Aleluya)

Salmista:

Ojalá escuchéis hoy su voz:
"No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.

Todos:

Venid, adoremos a Cristo, hijo de María Virgen. (T.P. Aleluya)

Salmista:

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso".

Todos:

Venid, adoremos a Cristo, hijo de María Virgen. (T.P. Aleluya)

Salmista:

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

Venid, adoremos a Cristo, hijo de María Virgen. (T.P. Aleluya)

En este momento, se retira el ministro celebrante y los concelebrantes. Los adoradores que no han de hacer el primer Turno de Vela se retiran, quedando agrupados en los primeros bancos aquellos que tienen a su cargo la primera hora de vela. Los Turnos de Vela se sucederán hasta la hora indicada. Cada uno de ellos será de una hora de duración.

 

OFICIO DE LECTURAS DEL COMÚN DE SANTA MARÍA VIRGEN

TURNO DE VELA
HIMNO (De pie. Todos)

María, pureza en vuelo,
Virgen de vírgenes, danos
la gracia de ser humanos
sin olvidarnos del cielo.

Enséñanos a vivir;
ayúdenos tu oración;
danos en la tentación
la gracia de resistir.

Honor a la Trinidad
por esta limpia victoria.
Y gloria por esta gloria
que alegra la cristiandad. Amén.

SALMODIA: (Sentado. A dos coros)
Antífona 1
Salmista:

María ha recibido la bendición del Señor, Le ha hecho justicia el Dios de Salvación. (T.P. Aleluya)

SALMO 23 ENTRADA SOLEMNE DE DIOS EN SU TEMPLO

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
Él la fundó sobre los mares,
Él la afianzó sobre los ríos.

- ¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?

- El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.

- Este es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.

- ¿Quién es ese Rey de la gloria?
- El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.

- ¿Quién es ese Rey de la gloria?
- El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

María ha recibido la bendición del Señor, Le ha hecho justicia el Dios de Salvación. (T.P. Aleluya)

(Breve pausa para reflexionar)
Antífona 2
Salmista:

El Altísimo ha consagrado su morada. (T.P. Aleluya)

SALMO 45: DIOS, REFUGIO Y FORTALEZA DE SU PUEBLO

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.

Por eso no tememos aunque tiemble la tierra,
y los montes se desplomen en el mar.

Que hiervan y bramen sus olas,
que sacudan a los montes con su furia:

El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.

Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios la socorre al despuntar la aurora.

Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan;
pero él lanza su trueno, y se tambalea la tierra.

El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra:

Pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe,
rompe los arcos, quiebra las lanzas,
prende fuego a los escudos.

«Rendíos, reconoced que yo soy Dios:
más alto que los pueblos, más alto que la tierra.»

El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

El Altísimo ha consagrado su morada. (T.P. Aleluya)

(Breve pausa para reflexionar)
Antífona 3
Salmista:

¡Qué pregón tan glorioso para ti, Virgen María! (T.P. Aleluya)

SALMO 86: HIMNO A JERUSALÉN, MADRE DE TODOS LOS PUEBLOS

Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob.

¡Qué pregón tan glorioso para ti,
ciudad de Dios!
"Contaré a Egipto y a Babilonia
entre mis fieles;
filisteos, tirios y etíopes
han nacido allí".

Se dirá de Sión: «Uno por uno
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado.»

El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Este ha nacido allí.»
Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti.»

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

¡Qué pregón tan glorioso para ti, Virgen María! (T.P. Aleluya)

(Breve pausa para reflexionar)
Salmista:

María conservaba todas estas cosas. (T.P. Aleluya)

Todos:

Meditándolas en su corazón. (T.P. Aleluya)

LECTURAS
(Las lecturas está sacadas del Oficio de Lecturas del “Común de Santa María Virgen”; tomo III de la Liturgia de las Horas)
Primera lectura:
El Emmanuel, rey pacífico
(Desde el Ambón)
Lector:

Del libro del profeta Isaías (7,10-14; 11,1-9)

En aquellos días, el Señor habló a Acaz: «Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.»

Respondió Acaz: «No la pido, no quiero tentar al Señor.»

Entonces dijo Dios: «Escucha, casa de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal:

Mirad: la virgen está encinta y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel (que significa «Dios-con nosotros»).

Brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de prudencia y sabiduría, espíritu de consejo y valentía, espíritu de ciencia y temor del Señor. Le inspirará el temor del Señor.

No juzgará por apariencias ni sentenciará sólo de oídas; juzgará a los pobres con justicia, con rectitud a los desamparados. Herirá al violento con la vara de su boca, y al malvado con el aliento de sus labios. La justicia será cinturón de sus lomos, y la lealtad, cinturón de sus caderas.

Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos: un muchacho pequeño los pastorea. La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león comerá paja con el buey. El niño jugará en la hura del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente.

No harán daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país de ciencia del Señor, como las aguas colman el mar.»

(Se hace una pausa para reflexionar)
RESPONSORIO
Todos:

Mirad: la virgen está encinta y dará a luz un hijo, y es su nombre: Maravilla de Consejero, Dios guerrero.

Salmista:

Sobre el trono de David y sobre su reino se sentará para siempre.

Todos:

Y es su nombre: Maravilla de Consejero, Dios guerrero.

Segunda lectura:
María, madre nuestra
(Desde un lugar apropiado, a poder ser diferente al del Ambón)
Lector:

De los Sermones del beato Elredo, abad (Sermón 20, en la Natividad de santa María)

Acudamos a la esposa del Señor, acudamos a su madre, acudamos a su más perfecta esclava. Pues todo esto es María.

¿Y qué es lo que le ofrecemos? ¿Con qué dones le obsequiaremos? ¡Ojalá pudiéramos presentarle lo que en justicia le debemos! Le debemos honor, porque es la madre de nuestro Señor. Pues quien no honra a la madre sin duda que deshonra al hijo. La Escritura, en efecto, afirma: Honra a tu padre y a tu madre.

¿Qué es lo que diremos, hermanos? ¿Acaso no es nuestra madre? En verdad, hermanos, ella es nuestra madre. Por ella hemos nacido no al mundo, sino a Dios.

Como sabéis y creéis, nos encontrábamos todos en el reino de la muerte, en el dominio de la caducidad, en las tinieblas, en la miseria. En el reino de la muerte, porque habíamos perdido al Señor; en el dominio de la caducidad, porque vivíamos en la corrupción; en las tinieblas, porque habíamos perdido la luz de la sabiduría, y, como consecuencia de todo esto, habíamos perecido completamente. Pero por medio de María hemos nacido de una forma mucho más excelsa que por medio de Eva, ya que por María ha nacido Cristo. En vez de la antigua caducidad, hemos recuperado la novedad de vida; en vez de la corrupción, la incorrupción; en vez de las tinieblas, la luz.

María es nuestra madre, la madre de nuestra vida, la madre de nuestra incorrupción, la madre de nuestra luz. El Apóstol afirma de nuestro Señor: Dios lo ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención.

Ella, pues, que es madre de Cristo, es también madre de nuestra sabiduría, madre de nuestra justicia, madre de nuestra santificación, madre de nuestra redención. Por lo tanto, es para nosotros madre en un sentido mucho más profundo aún que nuestra propia madre según la carne. Porque nuestro nacimiento de María es mucho mejor, pues de ella viene nuestra santidad, nuestra sabiduría, nuestra justicia, nuestra santificación, nuestra redención.

Afirma la Escritura: Alabad al Señor en sus santos. Si nuestro Señor debe ser alabado en sus santos, en los que hizo maravillas y prodigios, cuánto más debe ser alabado en María, en la que hizo la mayor de las maravillas, pues él mismo quiso nacer de ella.

(Se hace una pausa para reflexionar)
RESPONSORIO
Todos:

Dichosa eres, santa Virgen María, y digna de toda alabanza: De ti salió el sol de justicia, Cristo, nuestro Señor, por quien hemos sido salvados y redimidos.

Salmista:

Celebremos con gozo la festividad de la Virgen María.

Todos:

De ti salió el sol de justicia, Cristo, nuestro Señor, por quien hemos sido salvados y redimidos.

TE DEUM
(De pie. Toda la asamblea, o a dos coros)
(Se reza todos los domingos, fiestas y solemnidades del año excepto los del Tiempo de Cuaresma)

A ti, oh Dios, te alabamos,
a ti, Señor, te reconocemos.

A ti, eterno Padre,
te venera toda la creación.

Los ángeles todos, los cielos la asamblea
y todas las potestades te honran.

Los querubines y serafines
te cantan sin cesar:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del universo.

Los cielos y la tierra
están llenos de la majestad de tu gloria.

A ti te ensalza
el glorioso coro de los apóstoles,
la multitud admirable de los profetas,
el blanco ejército de los mártires.

A ti la Iglesia santa,
extendida por toda la tierra,
te proclama:

Padre de inmensa majestad,
Hijo único y verdadero, digno de adoración,
Espíritu Santo, Defensor.

Tú eres el Rey de la Gloria, Cristo.

Tú eres el Hijo único del Padre.

Tú, para liberar al hombre,
aceptaste la condición humana
sin desdeñar el seno de la Virgen.

Tú, rotas las cadenas de la muerte,
abriste a los creyentes el reino del cielo.

Tú te sientas a la derecha de Dios
en la gloria del Padre.

Creemos que un día
has de venir como juez.

Te rogamos, pues,
que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste con tu preciosa sangre.

Haz que en la gloria eterna
nos asociemos a tus santos.

Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice tu heredad.

Sé su pastor
y ensálzalo eternamente.

Día tras días te bendecimos
y alabamos tu nombre para siempre,
por eternidad de eternidades.

Dígnate, Señor, en este día
guardarnos del pecado.

Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.

Que tu misericordia, Señor,
venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

En ti, Señor, confié,
no me veré defraudado para siempre.

ORACIÓN
Presidente:

Señor Dios omnipotente, que con la cooperación del Espíritu Santo, preparaste el cuerpo y el alma de la gloriosa Virgen y Madre María para que fuese merecedora de ser digna morada de tu Hijo; concédenos que, pues celebramos con alegría su conmemoración, por su piadosa intercesión, entregarnos fielmente a tu servicio y proclamar la gloria de tu nombre con testimonio de palabra y de vida. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor.

Todos:

Amén.

Presidente:

Bendigamos al Señor.

Todos:

Demos gracias a Dios.

ORACIÓN EN SILENCIO

Se finaliza el Turno de Vela con el rezo de las preces expiatorias (pág. 449 del Manual), la oración por el Fomento de la Adoración Nocturna y un Padre nuestro por la Iglesia y las intenciones del Santo Padre (unos diez minutos antes de la finalización del Turno).

Preces expiatorias

 

ORACIÓN POR EL FOMENTO DE LA ADORACIÓN NOCTURNA

(Todos. De rodillas)

Señor Jesús, que decidiste permanecer con nosotros en el sacramento de la Eucaristía, aumenta nuestra fe en tu presencia y haz crecer en nuestro interior el deseo ferviente de estar contigo, adorándote alabándote y amándote.

Concede, Señor, a tu Iglesia nuevos adoradores, Jóvenes adoradores que, en silencio fecundo de la noche, se dejen hacer y deshacer por Ti, templen su espíritu al fuego de tu amor, contemplen tu rostro crucificado y gocen del esplendor de tu resurrección.

Que tu Espíritu, Señor, nos ayude a comprender que la vitalidad espiritual y apostólica de la Iglesia depende de nuestra unión contigo en la Eucaristía. Sólo este encuentro de amor con “quien sabemos nos ama” pueda proporcionarnos energías suficientes para salir al encuentro de nuestros hermanos y hacerles sentir tu misericordioso consuelo.

Tú que eres el “Dios con nosotros” y “tienes palabras de vida eterna”, abre los oídos y el corazón de tus hermanos, los hombres, para que sientan tu llamada de Maestro y Pastor y respondan a tu invitación evangélica: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados que yo os aliviaré”.

Que tu Madre, modelo e intercesora, nos enseñe a ser adoradores según tu corazón, adoradores en espíritu y verdad.

LAUDES O COMPLETAS Y RESERVA.
Finalizado el último turno, se reúnen todos los adoradores/as ante el Santísimo para rezar Laudes o Completas.
Si se rezan Completas, se Reserva el Santísimo, de la forma acostumbrada, antes de iniciar las mismas (pág. 431 del Manual).
Si se rezan Laudes, se continúa de la manera siguiente:

 

LAUDES DEL COMUN DE SANTA MARÍA VIRGEN

(De pie. † Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
Presidente:

Dios mío, ven en mi auxilio.

Todos:

Señor date prisa en socorrerme. Gloria al Padre...(T.P. Aleluya)

HIMNO (De pie. Todos)

Quién podrá tanto alabarte
según es tu merecer;
quién sabrá también loarte
que no le falte saber;
pues que para nos valer
tanto vales,
da remedio a nuestros males.

¡Oh Madre de Dios y hombre!
¡Oh concierto de concordia!
Tú que tienes por renombre
Madre de misericordia;
pues para quitar discordia
tanto vales,
da remedio a nuestros males.

Tú que estabas ya criada
cuando el mundo se crió;
tú que estabas muy guardada
para quien de ti nació;
pues por ti nos conoció,
si nos vales,
fenecerán nuestros males.

Tú que eres flor de las flores,
tú que del cielo eres puerta,
tú que eres olor de olores,
tú que das gloria muy cierta;
si de la muerte muy muerta
no nos vales,
no hay remedio a nuestros males. Amén.

SALMODIA:
(Sentado. A dos coros)
(Los salmos se encuentran en las páginas de la 76 a la 82 del Manual del
Antífona 1
Salmista:

Dichosa eres, María, porque de ti vino la salvación del mundo; tú que ahora vives ya en la gloria del Señor, intercede por nosotros ante tu Hijo. (T.P. Aleluya)

SALMO 62,2-9:
EL ALMA SEDIENTA DE DIOS

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

Dichosa eres, María, porque de ti vino la salvación del mundo; tú que ahora vives ya en la gloria del Señor, intercede por nosotros ante tu Hijo. (T.P. Aleluya)

(Breve pausa para reflexionar)
Antífona 2
Salmista:

Tú eres la gloria de Jerusalén; tú, la alegría de Israel; tú, el orgullo de nuestra raza. (T.P. Aleluya)

CÁNTICO.DN 3, 57-88. 56

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

Todos:

Tú eres la gloria de Jerusalén; tú, la alegría de Israel; tú, el orgullo de nuestra raza. (T.P. Aleluya)

(Breve pausa para reflexionar)
Antífona 3
Salmista:

¡Alégrate, Virgen María! Tú llevaste en el seno a Cristo, el Salvador. (T.P. Aleluya)

SALMO 149: ALEGRÍA DE LOS SANTOS

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

¡Alégrate, Virgen María! Tú llevaste en el seno a Cristo, el Salvador. (T.P. Aleluya)

(Breve pausa para reflexionar)
LECTURA BREVE: (Is 61,10)
Lector:

Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novia que se adorna con sus joyas.

(Se hace una pausa para reflexionar)
RESPONSORIO BREVE
Salmista:

El Señor la eligió y la predestinó.

Todos:

El Señor la eligió y la predestinó.

Salmista:

La hizo morar en su templo santo.

Todos:

Y la predestinó.

Salmista:

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Todos:

El Señor la eligió y la predestinó.

CÁNTICO EVANGÉLICO (CÁNTICO DE ZACARÍAS)
Presidente:

Por Eva se cerraron a los hombres las puertas del paraíso, y por María Virgen se han vuelto a abrir a todos. (T.P. Aleluya)

BENEDICTUS (LC 1, 68-79): EL MESÍAS Y SU PRECUSOR
(De pie. Todos. † Se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizado la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que libres de temor,
arrancados de la mano de nuestros enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas,
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

Por Eva se cerraron a los hombres las puertas del paraíso, y por María Virgen se han vuelto a abrir a todos. (T.P. Aleluya)

PRECES
Presidente:

Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María Virgen, y digámosle: Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros.

Todos:

Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros.

Salmista:

Oh Sol de justicia, a quien la Virgen inmaculada precedía cual aurora luciente, haz que vivamos siempre iluminados por la claridad de tu presencia.

Todos:

Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros.

Salmista:

Verbo eterno del Padre, que elegiste a María como arca incorruptible de tu morada, líbranos de la corrupción del pecado.

Todos:

Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros.

Salmista:

Salvador nuestro, que quisiste que tu madre estuviera junto a tu cruz, por su intercesión, concédenos compartir con alegría tus padecimientos.

Todos:

Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros.

Salmista:

Jesús, que, colgado en la cruz, diste María a Juan como madre, haz que nosotros vivamos también como hijos suyos.

Todos:

Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros.

Presidente:

Como nos enseñó el Salvador, nos atrevemos a decir:

Todos:

Padre nuestro.

ORACIÓN
Presidente:

Señor Dios omnipotente, que con la cooperación del Espíritu Santo, preparaste el cuerpo y el alma de la gloriosa Virgen y Madre María para que fuese merecedora de ser digna morada de tu Hijo; concédenos que, pues celebramos con alegría su conmemoración, por su piadosa intercesión, entregarnos fielmente a tu servicio y proclamar la gloria de tu nombre con testimonio de palabra y de vida. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor.

Todos:

Amén.

CONCLUSIÓN:
-Si ha presidido la celebración el Obispo, un Presbítero o Diácono, Da la bendición y Reserva de la forma acostumbrada.
-Si dirige un Laico, hombre o mujer, terminada la Oración dice: El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén.
Hecha genuflexión simple, retira el viril y lo guarda en el Sagrario. Entretanto se canta alguna aclamación eucarística.
-Se termina con un canto o antífona marianos.

ORACIONES VARIAS

 

ORACIÓN DE INTERCESIÓN AL VENERABLE LUIS DE TRELLES

Todos:

Padre nuestro que estás en el cielo. Tú que escogiste al Venerable LUIS DE TRELLES como laico comprometido en su tiempo y ardiente adorador de la EUCARISTÍA: Dame la gracia de imitarle cumpliendo siempre fielmente con mi compromiso en la adoración del Sacramento y en el servicio a los demás. Dígnate glorificar a tu siervo LUIS y concédeme por su intercesión la gracia que humildemente te pido. Así sea.

(Padre nuestro, Ave María y Gloria)

 

ORACIÓN DE PRESENTACIÓN DE ADORADORES

ASUNCIÓN DE LA VIRGEN

Nos presentamos ante Ti, Señor, en esta noche, de la mano de María, Madre y Señora nuestra, como adoradores de tu presencia real en la Eucaristía.

Queremos orar con Ella y que Ella interceda por nosotros, como un día oró con los apóstoles en el Cenáculo esperando la llegada del Espíritu.

Queremos peregrinar con Ella, en toda nuestra vida y en todo nuestro caminar en la fe, ya que su peregrinación de fe preside y es modelo de peregrinar de toda la Iglesia.

Queremos aprender la lección que Ella diera a los sirvientes de Caná de Galilea “Haced lo que El os diga”.

Aleccionados por Ella y con su ayuda maternal, queremos plasmar, en nuestra vida ordinaria, todo cuanto el Señor nos diga en las noches de vigilia.

Que Ella presente ante Ti nuestras oraciones y que con su ayuda hagamos realidad tus llamadas y nuestros propósitos de esta noche, en que nos admites a adorarte, oculto en el Sacramento, como Ella te adoró tantas veces en Belén y en Nazaret, oculto bajo las apariencias de un niño.

 

ORACIÓN DE PRESENTACIÓN DE ADORADORES

INMACULADA CONCEPCIÓN

Señor nuestro Jesucristo:

Ante Ti hermano mayor nuestro y ejemplo vivo, estamos tus adoradores/as. Te ofrecemos nuestro fraternal afecto.

Ayúdanos, Jesús, a romper con todo aquello que desagrada a Dios Padre y a María. Enséñanos a ser, como Ella, custodia virginal y limpia para llevarte en nuestro corazón y adorarte permanentemente.

Permítenos, hermano Jesús, dirigirnos a tu Madre y Madre nuestra, pues sabemos que por su intercesión podemos llegar a ti, e igualmente por ti, al Padre.

Jesús Sacramentado, haznos sencillos y sinceros, como Tu lo fuiste. Haz que sepamos llevar, con dignidad de adoradores/as, la cruz que tú llevaste. Nosotros queremos ofrecerte, la ilusión de sentirnos verdaderos y firmes hermanos tuyos.

Escucha y ten presente: nuestras necesidades, las de la Iglesia y la Humanidad entera; bendice a los hombres todos, a los que descansan y a los que trabajan, a los que velan, a los cercanos y a los alejados, a los creyentes y a los incrédulos, a los que te buscan, a los que no han oído hablar de Ti.

Envíanos, Señor, tu auxilio para que, avivando nuestra fe y encendiendo nuestros corazones, te adoremos, unidos, esta noche, con más fervor que nunca.

Que con María, tu Madre y Madre nuestra sepamos adorarte y alabarte continuamente; y darte gracias porque nos has salvado. Y porque aceptas nuestra ayuda, unidos a Ti para salvar al mundo. Finalmente porque permaneces cercano, entre nosotros, como paga y señal de salvación. Amén.

 

La Vigilia de la Adoración Nocturna es esencialmente una Vigilia de oración y adoración centrada en la Eucaristía, en nombre de toda la Iglesia. Nunca podrán faltar en nuestras vigilias: la oración personal y la oración litúrgica comunitaria que nos vincula a la Iglesia. 

La Liturgia de las Horas es la oración que la Iglesia, en unión con Jesucristo, su Cabeza, y por medio de Él, ofrece a Dios. Se llama de las horas porque se efectúa en los principales momentos de cada día, que así es santificado junto con la actividad de los hombres (Laudes al comenzar el día; Vísperas al caer la tarde, Completas al acostarse...).

El Oficio de Lectura, desde los primeros siglos de la Iglesia, era la oración nocturna de los monjes mientras los hombres descansan; la alabanza y la oración del Señor no debe interrumpirse ni durante la noche.