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Adoración Nocturna Española

 

Adorado sea el Santísimo Sacramento   

 Ave María Purísima  

 
 

Ideario

 

 

 

Presentación

A )

Las Nociones

B )

Profesión de fe del adorador

C )

A. N. E. obra de la Iglesia

D )

Compromisos del Adorador

Adoración Nocturna Española, obra de la Iglesia

 

16. LA ADORACIÓN ES OBRA DE IGLESIA

Así lo afirma expresamente Pablo VI:

"Esta adoración trae consigo cuanto por la gracia del sacrificio eucarístico se continúa y llega saludablemente a toda la comunidad de la Iglesia.

La plegaria, pues, que se recita a quien es "Dios-con-nosotros"', presente en el Altar, es en verdad "católica", pues dice relación a toda ¡a Iglesia y a todo el mundo.

La historia lo enseña también, pues las súplicas de las 40 Horas en los templos de la Urbe, establecidas por nuestro predecesor Clemente VIII en el año 1592, han sido muchas veces ratificadas y promovidas a fin de que en los tiempos más difíciles fuese impetrado el auxilio celestial para toda la familia humana.

De este modo, por la adoración no se satisface en primer lugar el afecto de la piedad de cada uno, sino que el espíritu es movido a cultivar el amor "social", por el cual se antepone lo común al bien particular, hacemos nuestra la causa de la comunidad (de la Parroquia, de la Iglesia) y extendemos la caridad a todo el mundo porque sabemos que en todas partes hay miembros de Cristo.

Los institutos y asociaciones, a los que por Ley peculiar confirmada por la Iglesia se les ha encomendado el deber de dar culto de adoración al sacramento de la Eucaristía, sepan que realizan un oficio preclarísimo y en nombre de la misma Iglesia... No hay razón, pues, para que se desanimen en nuestra época quienes realizan este oficio excelso de adoración, como si se tratara de una devoción anticuada, según dicen algunos, o como si perdieran el tiempo, mientras urgen más otras obras. Estén persuadidos de que la Iglesia necesita absolutamente, ahora como antes, de quienes al Divino Sacramento adoren en espíritu y en verdad."

PABLO VI,
Carta al P. Rolando Huot,
Superior General de los Sacerdotes
del Santísimo Sacramento, 10-1-1969

Por ello, la Adoración Nocturna participa en la triple función de la Iglesia: dar culto a Dios, evangelizar a los hombres y ser fermento de comunión entre ellos.

Función cultual

17. En el orden cultual cubrimos durante las horas de la noche la obligación permanente que a la Iglesia incumbe de adorar al Padre en espíritu y en verdad, unidos a Cristo Eucaristía e imitándole de manera especial en sus noches de oración tras el penoso ajetreo de cada día.

a) Porque nos sentimos participantes activos de la acción cultual de la Iglesia, adoptamos como fórmula principal de alabanza en nuestras Vigilias, el oficio de la Liturgia de las Horas.

b) Ofrecemos el modesto sacrificio del sueño y de la ausencia del hogar que nos imponen nuestras Vigilias, en unión con el sacrificio de Cristo y con la finalidad eclesial con que se ofreció y ofrece éste.

c) Nos sentimos comisionados por la Iglesia, que aprobó nuestros Estatutos y nuestro Manual, para cumplir en su nombre durante la noche la función cultual que ella tiene por misión realizar siempre. Por ello nuestra oración en las Vigilias, sin olvidar nuestras necesidades particulares, tiene siempre proyección universal: pedimos por las necesidades de la Iglesia y particularmente por la intención colectiva que se nos encomienda cada noche.

d) Sabedores de que el Padre se complace en el Hijo (Mt 3,17 y par.) y que "todo lo que pidiéramos al Padre en nombre de Jesús nos será concedido" (Jn 14, 13; 15,16; 16,24) hacemos pasar —como la Iglesia— por el corazón de Cristo nuestras propias alabanzas, adoraciones y peticiones, seguros de que así y sólo así, llegan a Dios y merecen ser escuchadas por Él. Más aún: tratamos de hacer nuestras las alabanzas, adoraciones y peticiones universales de Cristo-Eucaristía.

e) La Eucaristía es la maravillosa posibilidad cultual de la Iglesia. Porque Dios se hizo hombre, puede la Humanidad, en uno de sus miembros, glorificar dignamente a Dios como Él se merece. Y porque ese Dios hecho hombre se quedó eucarísticamente en la Iglesia para ser ofrecido por ella, puede —en nombre de toda la Humanidad— la Iglesia y podemos nosotros ofrecer a Dios algo que le agrada infinitamente, que lo vuelve propicio hacia nosotros y que nos hace acreedores a todos sus bienes, dándonos derecho a pedirle y a recibir de Él todas las gracias que necesitamos.

f) Así formulamos nuestra ofrenda después de la Comunión:

¡Oh, Padre Eterno!

Por medio del Espíritu Santo, por el que "Cristo se Te ofreció sin tacha" (Heb 9,14) y, de mano de María Santísima, para que por donde vino vuelva a Ti el regalo que nos hiciste, te ofrezco a tu Hijo Jesús y, me ofrezco juntamente con Él, para que Él se digne ofrecerme en unión de las purísimas intenciones con que se ofreció de una vez para siempre en el Sacrificio cruento de la Cruz y, se ofrece cada día en el Sacrificio incruento de nuestros altares, continuamente ante tu presencia en el cielo donde "está siempre vivo para interceder por nosotros" (Heb 7,25), y ahora desde mi pecho donde está verdadera, real
y sustancialmente presente:

— En acción de gracias por todos los beneficios que todas las criaturas hemos recibido y que no sabemos ni podemos agradecer cumplidamente.

— En reparación por los pecados y faltas de toda la Humanidad, por los que ninguno, ni todos juntos,
somos capaces de presentar una satisfacción condigna.

— Y como propiciación para impetrar todas las gracias que necesitamos y Él mereció para nosotros.

g) Cada Turno de Adoradores se siente una célula de Iglesia.

"Representa a la Iglesia en la misión de adorar velando en la noche en lugar de los demás hermanos que descansan; fomenta la vida de esa célula en la reunión preparatoria y en las intenciones universales y locales propuestas por los Obispos o sugeridas por necesidades comunes; ora con la voz oficial de la Iglesia en su Liturgia de las Horas; por el sacrificio de la noche y la plegaria de expiación, unida a la celebración y adoración encáustica, aplica el valor redentor del sacrificio de Cristo confiado a su Iglesia. El grupo de Adoradores de la Vigilia ejerce el sacerdocio común de los fieles, propio del Pueblo de Dios, «Pueblo sacerdotal»."

FRANCISCO MUÑOZ,
Asamblea del Centenario,
8.10.1977

h) Tenemos conciencia de que practicamos la forma de piedad que debe ser el centro de la vida del Pueblo de Dios:

"Os rogamos... que promováis, sin economizar palabras ni fatigas, el culto eucarístico, al cual deben conducir y converger, finalmente, todas las otras formas de piedad."

PABLO VI,
Mysterium Fídei, núm. 65

"Todos en la Iglesia... deben vigilar para que este Sacramento de amor sea el centro de la vida del Pueblo de Dios, para que, a través de todas las manifestaciones del culto debido, se procure devolver a Cristo «amor por amor», para que Él llegue a ser verdaderamente «vida de nuestras almas»."

JUAN PABLO II,
Redemptor Hominis, núm. 20

Tarea evangelizadora

18. Porque en nuestras vigilias aprendemos a valorar los dones que Dios ofrece generosamente a los hombres, nos unimos al quehacer evangelizador de la Iglesia, que trata de hacerlos llegar a la Humanidad entera.
Aparte del testimonio de nuestro ejemplo en la vida familiar y social, nos ofrecemos individualmente a tareas concretas de evangelización según nuestras personales inclinaciones y aptitudes, y como Obra nos sentimos responsables de difundir el conocimiento, la estima, el aprovechamiento y el amor del Sacramento de la Eucaristía.

"Vivir responsablemente en la Iglesia significa vivir de Eucaristía, lo mismo que vivir auténticamente de Eucaristía significa ser y hacer Iglesia."

PABLO VI,
Radiomensaje al Congreso
Eucarístico de Sevilla, 1968

"Incumbe a la Iglesia el deber de propagar la fe y la salvación de Cristo, tanto en virtud del mandato expreso que heredó de los Apóstoles el orden de los Obispos con la cooperación de los presbíteros juntamente con el Sucesor de Pedro y Sumo Pastor de la Iglesia, como en virtud de la vida que Cristo inculcó en sus miembros."

CONCILIO VATICANO II
Ad Gentes, núm. 5

"La Iglesia entera es misionera y la obra de evangelización es un deber fundamental del Pueblo de Dios."

CONCILIO VATICANO II
Ad Gentes, núm. 35

19. NO HAY EVANGELIZACIÓN SIN EUCARISTÍA

Evangelizar no es sólo anunciar o proclamar conceptualmente la revelación divina que los hombres deben aceptar por fe; evangelizar es, además y sobre todo, aportar al mundo los bienes mesiánicos de la salvación. Y en la Eucaristía está presente, como supremo bien salvífico, el propio Salvador. Él se nos ofrece en ella a todos como fuente de salvación: salvación que hacemos nuestra a través de los Sacramentos, cuya fuerza salvadora dimana de Aquel que reside en Éste. Ser almas eucarísticas nos exige —porque no nos permite ser egoístas— esforzarnos por hacer llegar esta salvación a todos los hombres.

 

"Evangelizar constituye la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, para ser canal del don de la gracia, para reconciliar a los pecadores con Dios, para perpetuar el sacrificio de Cristo en la Santa Misa, memorial de su muerte y resurrección gloriosas."

PABLO VI,
Evangelii nuntiandi, núm. 14

"No se edifica ninguna comunidad cristiana si no tiene como raíz y quicio la celebración de la Sagrada Eucaristía, por la que se ha de comenzar toda educación del espíritu comunitario. Esta celebración, para que sea sincera y plena, debe conducir tanto a las diversas formas de caridad y mutua ayuda, cuanto a la acción misional y a las varias formas de testimonio cristiano."

CONCILIO VATICANO II,
Presbyterorum Ordinis, núm. 6

"La totalidad de la evangelización, aparte la predicación del mensaje, consiste en implantar la Iglesia, la cual no existe sin este respiro de la vida sacramental culminante en la Eucaristía."

PABLO VI,
Evangelii nuntiandi, núm. 28

20. LA EUCARISTÍA ESTIMULA EL APOSTOLADO

"La vivencia coherente del Cuerpo Místico y del Misterio Eucarístico excluye los individualismos estériles y perniciosos, las pasividades cómodas, los aislamientos de indiferencia y estimula a proyectar la vocación cristiana mediante la acción apostólica."

PABLO VI,
Radiomensaje al Congreso
Eucarístico Nacional de Sevilla, 23.06.1968

"Un verdadero apóstol de Cristo tiene este sentido de adoración eucarística que aprovechará siempre que pueda realmente y del que no se privará por vanos pretextos, porque sabe muy bien que en estos encuentros se nutre su fuerza misionera y evangelizadora... La capacidad evangelizadora dependerá de la intensidad de contemplación o adoración profunda que se dé en el corazón del hombre."

Mons. DELICADO BAEZA,
Arzobispo de Valladolid
Conferencia del Centenario

"Todo compromiso de santidad, toda acción orientada a realizar la misión de la Iglesia, toda puesta en práctica de planes pastorales, ha de sacar del Misterio Eucarístico la fuerza necesaria, y se ha de ordenar a él como a su culmen. En la Eucaristía tenemos a Jesús, tenemos a su sacrificio redentor, tenemos su resurrección, tenemos el don del Espíritu Santo, tenemos la adoración, la obediencia y el amor al Padre. Si descuidáramos la Eucaristía ¿cómo podríamos remediar nuestra indigencia?

JUAN PABLO II,
Encíclica Ecclesia de Eucharistia, núm. 60

21. TODO CRISTIANO DEBE SER EVANGELIZADOR

"Es impensable que un hombre haya acogido la Palabra y se haya entregado al Reino sin convertirse en alguien que a su vez da testimonio y anuncia."

PABLO VI,
Evangelii nuntiandi, núm. 24

"Los seglares, cuya vocación específica los coloca en el corazón del mundo y ala guía de las más variadas tareas temporales, deben ejercer por lo mismo una forma singular de evangelización.

Su tarea primera e inmediata no es la institución y el desarrollo de la comunidad eclesial —esa es la función específica de los pastores—, sino el poner en práctica todas las posibilidades cristianas y evangélicas, escondidas —pero a su vez ya presentes y activas— en las cosas del mundo. El campo propio de su actividad evangelizadora es el mundo vasto y complejo de la política, de lo social, de la economía y también de la cultura, de las ciencias y de las artes, de la vida internacional, de los medios de comunicación de masas, así como de otras realidades abiertas a la evangelización, como el amor, la familia, la educación de los niños y jóvenes, el trabajo profesional, el sufrimiento, etc."

PABLO VI,
Evangelii nuntiandi, núm. 70

22. ADORACIÓN Y EVANGELIZACIÓN

"La Adoración (reconocimiento de Dios en sí, como nos lo revela Cristo) y la Evangelización (transmisión de ese reconocimiento a los demás, según el encargo de Cristo como una buena noticia) son las dos caras de una misma realidad. Por la Adoración reconocemos a Dios en sí mismo como es, en su grandeza y en su amor, de una manera sumisa y gozosa; por la Evangelización queremos comunicar a los demás esa experiencia.

Sin la oración la actividad humana carecería de sentido divino, lo mismo que una Adoración desconectada de la actividad irradiadora del amor sería una evasión que merecería todos los reproches... No puede darse una Evangelización verdadera sin Adoración, ni Adoración que no termine en comunicación de la luz o la palabra que se ha recibido de ella."

Mons. DELICADO BAEZA,
Arzobispo de Valladolid
Conferencia del Centenario

El contacto con Jesús-Eucaristía capacita a los adoradores para convencer a los demás. Cuando Felipe le dijo a Nataniel que Jesús era el Mesías, y Nataniel puso reparos, el bueno de Felipe no encontraba razones para convencerle. Pero había experimentado lo que era estar con Jesús, y le dijo como supremo argumento: "Ven y lo verás". La misma fuerza de convicción debe tener en nosotros la vivencia adquirida en el trato con el Señor a través de nuestras vigilias eucarísticas.

"...¿Hay otra forma de comunicar el Evangelio que no sea la de transmitir a otro la propia experiencia de fe?"

PABLO VI,
Evangelii nuntiandi, núm. 46

"El mundo exige a los evangelizadores que le hablen de un Dios a quien ellos mismos conocen y tratan familiarmente, como si estuvieran viendo al Invisible."

PABLO VI,
Evangelii nuntiandi, núm. 76

23. LA EVANGELIZACIÓN, TAREA DE LOS ADORADORES

No podemos limitarnos a conocer y aprovechar personalmente el misterio del amor que Dios nos ha tenido y el regalo infinito que nos ha concedido en el Sacramento del Altar. "La caridad de Cristo nos apremia" (2 Cor 5,14), y tenemos que ayudar a todos los hombres para que lo conozcan y aprovechen. Nos sentimos felices de ser —ante la Iglesia y ante el mundo— testimonio y, en la misma medida, anuncio de que Cristo presente en la Eucaristía es el gran Don salvífico, el Salvador en persona, a quien debemos acoger y adorar con agradecimiento y amor.

"La Evangelización peculiar de la Adoración Nocturna, en el conjunto de la acción evangelizadora de la Iglesia, consiste en que los adoradores se penetren de la presencia de Dios, vivan intensamente la fe, la esperanza y la caridad desde la comunión eclesial, firmemente adheridos al propio Obispo y al Papa. Y la obra de la Adoración Nocturna, como comunidad orante que es, ha de hacer suyas las grandes intenciones del Papa y del Obispo, sobre las necesidades de los hombres aue han de recibir el evangelio, y deberá proponerlas para la oración de los Adoradores de cada turno en su propia vigilia."

FRANCISCO MUÑOZ
Asamblea del Centenario

La Eucaristía estrecha nuestros lazos con Cristo Salvador. Por ello, los adoradores nos sentimos miembros del Salvador, formando con Él una comunidad de salvación: No sólo una comunidad en la que nos salvemos, sino una comunidad salvadora, una comunidad que con El, y gracias a Él, ayuda a los hombres a ser salvos. Adoramos, pues, no como gestores personales de nuestra propia salvación, sino como colaboradores con Él en la salvación del mundo entero.

Fermento de comunión

24. AMOR CON AMOR SE PAGA

La Eucaristía que adoramos y recibimos es para los adoradores una exigencia ineludible de amor fraterno.

Nadie mejor que nosotros percibe que la Eucaristía es el Sacramento del amor infinito que Dios nos tiene.

Si amor con amor se paga, el adorador sabe que tiene con Dios una deuda infinita de amor.

Pero Jesús, presente en la Eucaristía, nos repite continuamente: "Lo que hiciereis a uno de mis pequeñuelos a Mí lo hacéis."

La manera de pagar a Dios la deuda que con Él tenemos es, por voluntad expresa suya, pagársela en amor a los hermanos.

25. LA EUCARISTÍA, COMUNIÓN HORIZONTAL

"La gracia que nos ofrece la Eucaristía no es sólo en orden a la comunión con Cristo, otra comunión resulta de este Sacramento: es la comunión con los hermanos en la fe y en la caridad, que se sientan a la misma mesa. Muy conocidas, pero siempre memorables, son las palabras de San Pablo:

«Hablo a personas inteligentes, juzgad vosotros de lo que os digo: el cáliz de bendición que nosotros bendecimos, ¿no es acaso comunión de la Sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es acaso comunión del Cuerpo de Cristo? Por ser uno solo el pan, formamos un solo cuerpo, aun siendo muchos, por participar todos del único pan.»" (1 Cor 11,15-17)

PABLO VI,
Homilía en San Juan de Letrán
el Jueves Santo, 23.3.1967

26. LA EUCARISTÍA, COMPROMISO DEL AMOR CRISTIANO

"De la adoración a la Eucaristía y, en general, de la fe en el gran Misterio por parte de quienes lo adoramos y lo recibimos, tiene que brotar incontenible, cada vez más abundante y más preciso, el compromiso del amor cristiano.

El compromiso se llama, por supuesto, caridad... Pero se llama también afán de justicia en todo, y colaboración al perfeccionamiento del orden político, aceptación de la austeridad necesaria, fidelidad en el pago de los tributos necesarios para una reforma fiscal justa.

Se llama cumplimiento de las obligaciones familiares, atención esmerada a las reclamaciones de la juventud, de las cuales muchas están justificadas, defensa de la moralidad pública y no simple lamentación. No habría tanta obscenidad en espectáculos y en publicaciones escritas si no hubiera tantos que, llamándose católicos y aun comulgando, acuden a ellos o las adquieren.

Se llama también colaboración y servicio a las grandes necesidades de la Iglesia. El amor fraterno nos exige hoy más que nunca ser catequistas de nuestra fe, consecuentes con lo que el bautismo, que nos hace hijos de Dios, señala a los colaboradores del Reino. Se necesitan legiones de catequistas que, con el testimonio y la palabra bien preparados, ayuden a conocer y vivir la fe en sus hogares, en sus puestos de trabajo... Tenemos que actuar otra vez como los primeros cristianos, siendo nosotros, con nuestro esfuerzo personal, portadores de la luz del Evangelio en medio de las sombras."

Emmo. Sr. Cardenal MARCELO GONZÁLEZ MARTÍN
Conferencia del Centenario

27. LA EUCARISTÍA, MANANTIAL DE CARIDAD FRATERNA

"Los primeros cristianos que tenían un solo corazón y una sola alma, eran frecuentadores asiduos de la fracción del pan y de las plegarias (Hch 2,42).

La comunidad eucarística, desde los primeros tiempos, ha sido en la Iglesia no sólo símbolo, sino, sobre todo, el manantial de la caridad fraterna.

El pan se forma de muchos granos, el vino ha sido exprimido de múltiples racimos; cuantos reciben un mismo alimento, Cristo, justo es que tengan armonía de pensamiento y concordia de acción.

Y es también lección del Divino Maestro: "Si presentáis vuestros dones, vuestras vidas, vuestras personas en obligación saludable ante el altar, ¿cómo podéis olvidar que sin el amor al prójimo no puede resultar agradable a Dios vuestra ofrenda?""

PABLO VI,
Radiomensaje al I Congreso
Eucarístico Nacional de Honduras, 10.4.1967

28. VED COMO SE AMAN LOS CRISTIANOS

Si la comunión nos une a Cristo como El está unido al Padre: —"Como Mi Padre que me ha enviado vive, y Yo vivo por el Padre, de igual manera el que me come vivirá por Mí." (Jn 6/57)—, los que comulgamos debemos estar unidos e identificados unos con otros. Porque si la Eucaristía identifica con Cristo a los que comulgan, "dos iguales a un tercero son iguales entre sí". Esto es lo que pidió Jesús: "Que todos sean uno. Como Tú, Padre, en Mí y Yo en Tí: que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que Tú me has enviado." (Jn 17,21)

Cuando la Comunión no crea en nosotros ese amor mutuo, privamos al cristianismo de su mayor fuerza de convicción, hacemos a nuestra fe mayor daño que las más virulentas campañas de los racionalistas ateos.

En cambio, cuando la Eucaristía produce en nosotros el amor con que Cristo quiere que nos amemos, ofrecemos al mundo el espectáculo que hacía exclamar a los paganos de los primeros siglos del cristianismo: "Ved como se aman los cristianos." ¡El mejor aliciente para atraer a los hombres que no creen!

29. LA EUCARISTÍA Y EL PERDÓN DE LAS INJURIAS

No debemos presentarnos ante Jesús Eucaristía sin haber arreglado las diferencias que por causa nuestra pudieran haber surgido con relación a cualquier hermano. La palabra de Jesús es concluyente: "Si al presentar tu ofrenda ante el altar te acuerdas que un hermano tiene algo que reprocharte, deja tu ofrenda allí delante del altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, luego vuelves y presentas tu ofrenda."

(Mt 5,23-24)

¿Cómo puede un Adorador, que tantas horas pasa escuchando a Jesús y que tantas veces reza el Padrenuestro, guardar rencor hacia nadie y negarse a perdonar?

30. EUCARISTÍA Y CONCORDIA ESPIRITUAL

"Estén todos convencidos de que el Sacramento eucarístico no es solamente símbolo y factor de unidad externa y cultural, sino que, especialmente, es signo y fuente de concordia espiritual, según el dicho del gran San Agustín:

El banquete del Señor es unidad del cuerpo de Cristo, no sólo en el sacramento del Altar, sino también en el vínculo de la paz."

PABLO VI,
Carta de la Secretaría de Estado a la
XIII Semana de Adaptación Pastoral de Orvieto
3.9.1963

31. EUCARISTÍA Y JUSTICIA SOCIAL

"La fracción del Pan hermana a cuantos de ella participan, actúa de poderoso aglutinante que a todos los creyentes une en el mismo amor de Cristo que se inmola, como Cabeza de un mismo cuerpo. El hecho de tomar parte en la misma mesa, debe tener una aplicación práctica en la observancia de la caridad y de la justicia en las relaciones sociales.

"Nosotros, por tanto —decía S. Justino—, después de esto (una vez que recibimos el Bautismo y la Comunión), recordamos siempre ya para adelante estas cosas entre nosotros, y los que tenemos bienes socorremos a todos los abandonados y siempre estamos unidos los unos con los otros."

La participación en el banquete eucarístico, en una palabra, es una invitación a corregir las injustas desigualdades sociales entre personas, sectores o pueblos. Acompañe, por tanto, a la comunicación de la riqueza sobrenatural por parte de Cristo nuestro Salvador y Hermano, la solidaridad, la distribución más justa de los bienes de la tierra entre los miembros de las comunidades humanas."

PABLO VI,
Radiomensaje al VII Congreso
Eucarístico Nacional del Perú, 30.8.1965

"El culto a la divina Eucaristía mueve fuertemente el ánimo a cultivar el amor "social" con el cual anteponemos el bien privado al bien común; hacemos nuestra la causa de la comunidad, de la parroquia, de la Iglesia universal, y extendemos la caridad a todo el mundo, porque sabemos que en todas partes existen miembros de Cristo."

PABLO VI,
Mysterium Fidei, núm. 70

32. LA EUCARISTÍA, FUENTE DE UNIDAD

Palabra de San Pablo: "Nosotros formamos un solo cuerpo, siendo muchos, porque todos participamos del mismo pan, que es comunión del cuerpo de Cristo."

1 Cor 10,16-17

Palabra de la antigua doctrina apostólica: "Como este grano ahora molido estaba disperso en los campos, en los montes, y una vez recogido se hizo una sola cosa, así se forma la Iglesia desde todas las extremidades de la tierra."

Didajé, 9,1

Palabra del teólogo, doctor y cantor de la Eucaristía: "La realidad, la gracia propia de este Sacramento, es la unidad del Cuerpo místico."

Sto. Tomás,
3a Pa. q. 73, art. 3°

"Recojamos, por lo menos nosotros, creyentes y devotos de este misterio operante, su invitación a ser, como Jesús se expresó, una sola cosa, a buscar entre nosotros la concordia y la unión; a promover lo que nos hermana, no lo que nos divide y lo que nos enfrenta los unos con los otros; a construir la Iglesia, que es el Cuerpo místico de Cristo, al cual su cuerpo sacramental y real, ha sido dado, y mediante el cual se perpetúa en el tiempo entre nosotros."

PABLO VI,
Alocución del Corpus en Ostia,
14.6.1963

33. LA EUCARISTÍA Y EL CUMPLIMIENTO DEL DEBER

"La inmolación diaria de Cristo, la inmolación propia sobre el altar y la comunión sacramental constituyen el manantial más fecundo, del que fluyen la inspiración y la fuerza para el cumplimiento del deber, el hontanar de gracias que alimentan el amor fraterno y el compromiso de servicio a los demás, que iluminan el panorama de la vida cristiana, individual y social...

El laico bautizado, testimonio de Cristo, encargado de hacer penetrar las estructuras del mundo con el espíritu cristiano, encuentra allí (en la Eucaristía) las luces necesarias para juzgar de los verdaderos valores humanos, para sostener su esfuerzo en favor de la justicia y de la paz, para santificar el amor conyugal y la vida de familia, en la que como fruto espontáneo brotarán las tan delicadas vocaciones al sacerdocio."

PABLO VI,
Radiomensaje al IV Congreso
Eucarístico Nacional de Ecuador,
1.6.1967