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Adoración Nocturna Española

 

Adorado sea el Santísimo Sacramento   

 Ave María Purísima  

 
 

 

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Temas de reflexión

Julio

       

Preciosa Sangre Redentora

MANUAL, pág.  XXXI - V. Adorado sea el Santísimo Sacramento…

       Este mes comienza con la fiesta de la Preciosa Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, por la cual hemos recibido la redención, el perdón de los pecados, nos lo dice el primer Papa, “Habéis sido rescatados de la conducta necia heredada de vuestros padres, no con algo caduco, oro o plata, sino con una sangre preciosa, como de cordero sin tacha y sin mancha, Cristo, que nos ha hecho sacerdocio real” (1 Pe ).

        Sangre derramada en la circuncisión, en el huerto de Getsemaní, en la flagelación, en la coronación de espinas, en la crucifixión y al abrirle el costado.

        En la Eucaristía recibimos el Cuerpo y Sangre de Cristo, y escuchamos en la consagración: “Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por muchos para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía”.

        Don del amor redentor, hasta derramar la última gota de su sangre para nuestra salvación y santificación. De su costado con la sangre y el agua, brotan la Iglesia y los sacramentos, que celebramosen la espera que llegue a su plenitud.

        San Juan XXIII, muy amante de esta devoción que se le infundió en el mismo ambiente familiar, recuerda con viva emoción que nuestros antepasados solían recitar las Letanías de la Preciosa Sangre en el mes de julio.

        En 1815, San Gaspar de Búfalo fundó la Congregación de Misioneros de la Preciosa Sangre, y difundió la devoción, que el Beato Pío IX decretó la fiesta para toda la Iglesia, en cumplimiento del voto hecho en Gaeta en 1849, para poder volver a Roma. Tanto San Pío X como Pío XI, la impulsaron.

        Juan XXIII en la Carta Apostólica Inde Primis del 30 de junio de 1960, unía las tres devociones inseparables en la vida cristiana, la del Santísimo Nombre de Jesús y su Sacratísimo Corazón con La Preciosa Sangre Del Verbo encarnado, “derramada por muchos en remisión de los pecados”

        Nos dice: ¡Ojalá que este nuevo acto del Supremo Pontificado, en tiempos de más urgentes necesidades espirituales, cree en las almas de los fieles la convicción del valor perenne, universal, eminentemente práctico de las tres devociones recomendadas!

    Santa Faustina Kowalska, instrumento del Señor para difundir la devoción y la fiesta de la Divina Misericordia en el mundo, nos insiste constantemente en el valor de la Sangre Redentora; cada día en el rezo del rosario de la Misericordia, a las tres de la tarde, o en cualquier hora, oramos: “PADRE ETERNO, YO TE OFREZCO EL CUERPO Y LA SANGRE, EL ALMA Y LA DIVINIDAD DE TU AMADÍSIMO HIJO, NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO COMO PROPICIACIÓN POR NUESTROS PECADOS Y LOS DEL MUNDO ENTERO”, y la respuesta POR SU DOLOROSA PASIÓN, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO”.

En su Sangre somos regenerados: “¡cuánto más la sangre de Cristo, que por el Espíritu Eterno se ofreció a sí mismo sin tacha a Dios, purificará de las obras muertas nuestra conciencia para rendir culto a Dios vivo! (Heb 9,14).

Hoy vemos tanta sangre derramada por las atrocidades de las personas, al separarse de Dios, tenemos que alegrarnos por los padecimientos que soportamos por vosotros, y completamos en la carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo que es la Iglesia”. (Col 1,24). Decía santa Faustina “Jesús me hizo saber que de esta manera he tomado parte en su agonía en el Huerto y Él Mismo había permitido estos sufrimientos en reparación a Dios por las almas asesinadas en el seno de las malas madres” (1276).

Incrementemos nuestra práctica a las tres devociones, que nos anima san Juan XXIII, en cada Eucaristía en que participemos, para recibir los frutos de la redención y aplicarlos a todas las almas. Decía san Juan XXIII: ¡Cuánto más dignas, más edificantes serían sus costumbres; cuánto más saludables sería para el mundo la presencia de la Iglesia de Cristo! Y si todos los hombres secundasen las invitaciones de la gracia de Dios, que quiere que todos se salven, pues ha querido que todos sean redimidos con la Sangre de su Unigénito y llama a todos a ser miembros de un único Cuerpo místico, cuya cabeza es Cristo, ¡cuánto más fraternales serían las relaciones entre los individuos, los pueblos y las naciones; cuánto más pacifica, más digna de Dios y de la naturaleza humana, ¡creada a imagen y semejanza del Altísimo, sería la convivencia social!

Nuestro encuentro mensual con Cristo en la adoración nocturna nos tiene que animar a pedir los frutos que espera el Papa, y que nos han recordado los Romanos Pontífices, la tan deseada civilización del amor.

Santo Tomás de Aquino en el Adoro te devote dice: “con una sola gota de su Sangre, puede liberar de todos los crímenes al mundo entero”; esta esperanza tenemos que revivir y comunicar. ¡Si las personas e instituciones fuésemos conscientes de este admirable don y lo hiciésemos vida con la gracia de Dios, cuánto derramamiento de sangre inocente se evitaría!

Meditemos, contemplemos las letanías de la Sangre ante Jesús Sacramentado y creceremos en el agradecimiento del mayor don de la redención y la filiación divina, prenda de vida eterna, remedio para nuestros males.

PREGUNTAS

    1. ¿Participo en la eucaristía consciente de la sangre redentora?

    2. ¿Aprovecho las ocasiones para suplir lo que falta a la pasión de Cristo por la Iglesia?

    3. ¿Actualizo el aspecto redentor de la sangre de Cristo en mi vida?

    4. ¿Medito las letanías de la Sangre de Cristo y las difundo?