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Adoración Nocturna Española

 

Adorado sea el Santísimo Sacramento   

 Ave María Purísima  

 

 

2012

 

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La Eucaristía, alimento del cristiano (I)

    El tercer sacramento de la iniciación cristiana es la Eucaristía. "La Sagrada Eucaristía culmina la iniciación cristiana. Los que han sido elevados a la dignidad del sacerdocio real por el Bautismo y configurados más profundamente con Cristo por la Confirmación, participan por medio de la Eucaristía con toda la comunidad en el sacrificio mismo del Señor" (Catecismo, n. 1322).

    ¿Qué significado puede tener ese culminar la iniciación cristiana? ¿Acaso falta alguna cualidad al Bautismo en su misión de convertir al cristiano en nueva criatura, en hijo de Dios en Cristo? ¿Acaso la Confirmación no comunica al fiel cristiano el Espíritu Santo, que va a hacer posible que Cristo nazca en él, entienda lo que Cristo le ha enseñado y sea testimonio de Cristo con y en su vida?

    “La Sagrada Eucaristía es el Sacramento en el que Jesús entrega por nosotros su Cuerpo y su Sangre: a sí mismo, para que también nosotros nos entreguemos a él con amor y nos unamos a él en la Sagrada Comunión. Así nos unimos al único Cuerpo de Cristo, la Iglesia” (Catecismo de la JMJ, Youcat, 208).

    Culmina la “iniciación cristiana” porque en la Comunión Eucarística Cristo se une a nosotros; nosotros nos unimos a Él; y vivimos en Él su Cuerpo místico, la Iglesia.

    Al entregarnos su Cuerpo y su Sangre, Cristo se nos da en alimento.

    Al dársenos para que nos unamos a Él en la Comunión, Cristo se hace cercano.

    Al unirnos al Cuerpo de Cristo, formamos la Iglesia.

    Hemos señalado ya que el misterio de la gracia afecta al hombre personalmente en todos los planos de su vivir: el del “ser” y el del “actuar”. El Bautismo realiza su misión de introducir en el espíritu del bautizado la participación en la naturaleza divina: ése es el plano del “ser” en el que queda constituido nuestro ser nueva criatura. La Confirmación da al hombre la capacidad de entender, en el Espíritu Santo, el sentido a esa nueva naturaleza, don de Dios Padre. El hombre comprende así el sentido de su vida y de su existencia como nueva criatura, estando ya en condiciones de llevar a cabo el nuevo vivir, que comporta el Bautismo, y el actuar verdaderamente como cristiano.

    En la Eucaristía, el cristiano vive, además de una participación en la naturaleza divina, en cuanto naturaleza, un encuentro personal en y con la Persona de Cristo.

    La Eucaristía es el alimento sobrenatural por excelencia de la Fe: “Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente; y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo” (Jn 6, 51). Esta afirmación del Señor provocó la huida de casi todos sus discípulos. No podían aceptar semejante anuncio. Pedro, sin embargo, reaccionó con Fe: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Nosotros creemos y sabemos que tú eres el santo de Dios” (Jn 6, 67).

    “Palabras de vida eterna”. La Eucaristía es la Palabra de Vida Eterna. Es Cristo Resucitado. Alimenta la Esperanza de todo cristiano. La presencia de Cristo en el Sacramento de la Comunión engendra la Esperanza en el corazón de todo el que la recibe, porque le está indicando el término del camino: la Unión definitiva con Jesucristo en el Cielo.

    “El cristiano se sabe injertado con Cristo por el Bautismo; habilitado a luchar por Cristo, por la Confirmación; llamado a obrar en el mundo por la participación en la función real, profética y sacerdotal de Cristo; hecho una sola cosa con Cristo por la Eucaristía, sacramento de la unidad y del amor. Por eso, como Cristo, ha de vivir de cara a los demás hombres, mirando con amor a todos y a cada uno de los que le rodean, y a la humanidad entera” (Josemaría Escrivá. Es Cristo que pasa, n. 106).

Cuestionario

- ¿Soy consciente de que el ayuno eucarístico –no tomar alimento alguno una hora antes de recibir la Comunión- prepara mejor mi cuerpo y mi espíritu para recibir al Señor?

- En la Comunión recibimos al mismo Cristo, ¿preparo mi alma con actos de Fe y de Amor, para acogerle mejor?

- ¿Me doy cuenta de que la Comunión del Cuerpo de Cristo me la gracia para amar a todos los hombres, para rezar por todos, con Cristo, por Cristo y en Cristo?