Hemos ido señalando a lo largo de estas reflexiones que la diferencia entre oración vocal y la contemplativa es de medio de expresión pero nunca de esencia. Toda oración es siempre un diálogo y no un monólogo que hacemos en voz alta o en silencio. Si no tenemos presente a ese Alguien al que le dirigimos las palabras, será cualquier cosa menos oración. La oración es siempre encuentro con quien sabemos nos ama.
Decía Don Luis de Trelles: “Porque la perfección en la obra es el idioma del amor y, el que ama, quiere ser elocuente y expresivo y su compostura ha de expresar el afecto que le anima, manifestándolo en las menores circunstancias de su obra.
Cada uno de los accidentes (léase: detalles poco importantes) de ella da ocasión a traducir al exterior la íntima aspiración del alma, pues las manifestaciones del afecto deben ser adecuadas a la excelencia de la persona amada.” (LS, T XI, 1880, pags. 91-92).
La oración está asociada a la virtud de la Fe: creemos en las verdades que proclamamos en el credo. La oración está asociada a la virtud de la religión: A tan gran Dios nos sentimos inclinados a dar el culto merecido, a tal Señor, tal honor. A la oración está asociada la virtud de la piedad: “traducir al exterior la íntima aspiración del alma”. “La piedad en su esencia hace visible lo invisible, perceptible lo inaudito y hasta oíble; tangible, lo intangible, y convierte el olor del incienso en una señal de la grandeza de Dios, y en su alabanza.
Meditad estas palabras “la perfección en la obra es el idioma del amor”. El secreto en este caso de la oración es transformar nuestras palabras en idioma del amor. Piensa en con quién hablas, la maravilla de un Dios, omnipotente, Señor del cielo y de la tierra. Pero tan cercano que su presencia humilde en un pedazo de pan nos puede hacer olvidar su grandeza. Estamos ante el Señor. Lo lógico sería postrarnos en tierra sin osar ni levantar la cabeza. Y sin embargo lo que quiere es nuestra correspondencia amorosa. Y ¿cómo lo vamos a conseguir? Haciendo bien aquello que en ese momento tenemos que hacer. ¿Cómo harás la genuflexión si se lo haces al Dios de toda la creación? Y ¿Cómo recitarás la liturgia de las horas?
Don Luis, adelantándose a los tiempos, sorprendió a los entendidos de que introdujese en el esquema de cada vigilia de la Adoración Nocturna el rezo de las horas. Parecía que sólo tenían derecho y obligación a rezarlo los consagrados, pero no los laicos. En la Iglesia primitiva no fue así. Don Luis adivinó que si la Liturgia de las Horas era la oración con que oficialmente La Iglesia alaba a Dios, bien debían ejercitarla junto al rezo del rosario, la lectura contemplativa y el prodigio de la misa, los adoradores nocturnos seglares. La Adoración nocturna es una escuela de amor y una escuela de oración, eminentemente prácticas. El adorador debe convertir lo ejercitado en una noche en estilo de vida permanente. Haga lo que haga, ¡en presencia de Dios!: rece un salmo, haga una comunión espiritual, asista a misa, prepare la comida, lea, escriba o eche de comer a los pájaros. No olvidéis: el adorador (hombre y mujer) ha de convertirse en lamparilla del santuario. Eso esperaba y deseaba Don Luis. Lucecitas insignificantes que recuerden a este mundo que Dios está aquí. Lo tremendo y admirable es que el mismo Dios nos lo pide a pesar de nuestras limitaciones y miserias.
Permitidme acudir de nuevo al Catecismo de la Iglesia Católica, la obra que debíamos tener siempre a nuestro alcance. En tiempos de tanta confusión es guía segura para todas nuestras inquietudes.
Me impresiona que a La Liturgia de las Horas la Iglesia la llame también “Oficio divino”. Cada número daría pie para una meditación reposada:
Os selecciono el 1174:
1174 El Misterio de Cristo, su Encarnación y su Pascua, que celebramos en la Eucaristía, especialmente en la asamblea dominical, penetra y transfigura el tiempo de cada día mediante la celebración de la Liturgia de las Horas, "el Oficio divino" (cf SC IV). Esta celebración, en fidelidad a las recomendaciones apostólicas de "orar sin cesar" (1 Ts 5,17; Ef 6,18), "está estructurada de tal manera que la alabanza de Dios consagra el curso entero del día y de la noche" (SC 84). Es "la oración pública de la Iglesia" (SC 98) en la cual los fieles (clérigos, religiosos y laicos) ejercen el sacerdocio real de los bautizados. Celebrada "según la forma aprobada" por la Iglesia, la Liturgia de las Horas "realmente es la voz de la misma Esposa la que habla al Esposo; más aún, es la oración de Cristo, con su mismo Cuerpo, al Padre" (SC 84).
¿Qué os resaltaría?
1º El texto está extraído de la constitución Sacrosanctum Concilium.
2º la Liturgia de las Horas “está estructurada de tal manera que la alabanza de Dios consagra el curso entero del día y de la noche” (SC 84).
3º Es “la oración pública de la Iglesia” (SC 98) en la cual los fieles –clérigos, religiosos y laicos– ejercen el sacerdocio real de los bautizados.
4º Celebrada “según la forma aprobada” por la Iglesia, la Liturgia de las Horas “realmente es la voz de la misma Esposa la que habla al Esposo; más aún, es la oración de Cristo, con su mismo Cuerpo, al Padre” (SC 84).
Por el interés que tiene para nosotros Adoradores os adelanto el nº 1178
“La Liturgia de las Horas, que es como una prolongación de la celebración eucarística, no excluye sino acoge de manera complementaria las diversas devociones del Pueblo de Dios, particularmente la adoración y el culto del Santísimo Sacramento.”
Cada momento que la entretejen tiene un sentido admirable:
“1177 Los himnos y las letanías de la Oración de las Horas insertan la oración de los salmos en el tiempo de la Iglesia, expresando el simbolismo del momento del día, del tiempo litúrgico o de la fiesta celebrada. Además, la lectura de la Palabra de Dios en cada hora (con los responsorios y los troparios que le siguen), y, a ciertas horas, las lecturas de los Padres y maestros espirituales, revelan más profundamente el sentido del Misterio celebrado, ayudan a la inteligencia de los salmos y preparan para la oración silenciosa. La lectio divina, en la que la Palabra de Dios es leída y meditada para convertirse en oración, se enraíza así en la celebración litúrgica.”
Está recomendada a todo el Pueblo de Dios y al referirse a los laicos utiliza una expresión que nos implica a los adoradores: “reunidos entre sí”:
1175 La Liturgia de las Horas está llamada a ser la oración de todo el Pueblo de Dios. En ella, Cristo mismo "sigue ejerciendo su función sacerdotal a través de su Iglesia" (SC 83); cada uno participa en ella según su lugar propio en la Iglesia y las circunstancias de su vida: los sacerdotes en cuanto entregados al ministerio pastoral, porque son llamados a permanecer asiduos en la oración y el servicio de la Palabra (cf. SC 86 y 96; PO 5); los religiosos y religiosas por el carisma de su vida consagrada (cf SC 98); todos los fieles según sus posibilidades: "Los pastores de almas deben procurar que las Horas principales, sobre todo las Vísperas, los domingos y fiestas solemnes, se celebren en la iglesia comunitariamente. Se recomienda que también los laicos recen el Oficio divino, bien con los sacerdotes o reunidos entre sí, e incluso solos" (SC 100).
Finalmente nos pide una actitud y una tarea:
1º “Armonizar la voz con el corazón”. Es decir: convertir el rezo en oración. ¿No se lo recitamos a quien sabemos nos ama?
2º Formación: en ello estamos: “adquirir una instrucción litúrgica y bíblica más rica especialmente sobre los salmos". Nº 1176
PREGUNTAS BÁSICAS
1ª ¿Qué diferencia existe entre leer en voz alta “La sirenita de Ándersen y recitar en el turno de vela el salmo 50? ¿Por qué la primera es un ejercicio literario, aunque se lo leas a tus nietos o incluso al mismo Rey? ¿Cuándo el salmo recitado lo convertimos en oración?
2ª En la vigilia tuya, cuando recitas los salmos, o los himnos o lees una lectura, aunque lo hagáis entre varios ¿oráis por cuenta propia o lo hacéis en nombre de la Iglesia, salmodiando lo que la Iglesia salmodia? La Adoración Nocturna tiene como sello distintivo orar como ora la Iglesia
3ª Qué significan estas dos frases: armonizar la voz con el corazón” y “La perfección de la obra es el lenguaje del amor”. ¿En qué sentido dicen lo mismo?